Al parecer, no causa ningún temor a la delincuencia organizada la presencia en Cancún del súper asesor de Seguridad Pública, Julián Leizaola, flamante contratación del alcalde aún en prácticas de cómo gobernar esta ciudad, ya que en lo que va de los últimos cinco días, se han acumulado tres asesinatos de mujeres atribuibles al crimen organizado, las cuales se suman a los 44 ejecutados que llevaba el escore antes de estas tres ejecuciones.
La ciudadanía sigue preguntándose por qué razón a esta persona que hoy asesora al alcalde le precede la fama que le atribuyen, pues, salvo por su club de admiradores en las redes sociales, aun no se ve ningún resultado positivo desde que llego a esta ciudad, y lo que añade fuego a la preocupación ciudadana, es que todo parece indicar que será Leyzaola Pérez quien se encargue de la dirección titular de Seguridad Pública dentro de poco tiempo.
Y es que, en esta ciudad, donde ya los delincuentes han sentado sus reales y forman parte cotidiana de los encabezados en los diarios locales, la fama es lo de menos, lo que se requiere es efectividad y una atinada estrategia en materia de seguridad pública, lo que hasta el día de hoy no ha existido durante la presente administración.
Baste recordar los numerosos incidentes delictivos que han convertido ya a Cancún en otro destino turístico en vías de ser casi “invisitable” como es el caso del hoy tristemente depauperado Acapulco, y que al día de hoy arrojan un saldo en lo económico, de varios populares centros de esparcimiento nocturno cerrados definitivamente por faltas de garantías de seguridad para operar.
Ya va siendo hora de que los encargados de llevar los destinos de la población, al menos en esta importante materia primordial, que es la seguridad de los bienes y personas, dejen de hacer experimentos y asuman su obligación de actuar con profesionalismo y con ética y no basados en popularidades de redes sociales.
