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noviembre 23, 2024

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¿Y a usted qué le impide votar?

El próximo domingo 5 de junio se llevarán a cabo los comicios estatales y uno de los principales retos será vencer el abstencionismo, pues en los comicios anteriores tanto locales como federales, en Quintana Roo se ha observado una baja participación de la ciudadanía a la hora de emitir su voto.

Harley sosa Guillen

El próximo domingo 5 de junio se llevarán a cabo los comicios estatales y uno de los principales retos será vencer el abstencionismo, pues en los comicios anteriores tanto locales como federales, en Quintana Roo se ha observado una baja participación de la ciudadanía a la hora de emitir su voto.

El abstencionismo es un hecho que no es exclusivo de nuestro estado y que se da en todo el país. Razones y factores podremos encontrar varios. Pero para que una democracia funcione es menester la participación de la ciudadanía. Sin un consenso de la población, difícilmente se puede legitimar la acción de nuestros(as) gobernantes.

El sufragio en México es una obligación ciudadana, que ante su incumplimiento no tiene consecuencias más allá de lo moral. En otros países, no votar tiene repercusiones, como en Argentina, cuya infracción le corresponde una multa; o como en Brasil que las penalizaciones pueden llegar incluso a restricciones para la obtención del pasaporte o para contender por algún cargo público. 

Pero el sufragio también es un derecho que se consagró gracias a las luchas históricas en México y en el mundo, para  lograr el sufragio sin discriminación.

Pensemos por ejemplo en aquella población que antes del México Independiente no era tomada en cuenta para elegir sus representantes; o aquellos hombres que posterior a la Independencia y hasta la Constitución de 1857, no podían sufragar por no saber leer ni escribir.

Pensemos también en millones de mujeres mexicanas que no pudieron votar sino hasta 1953; una larga lucha cuyos antecedentes se remontan desde 1881. Pensemos que aún hoy, alrededor del 16% de mujeres que hablan una lengua indígena tiene que pedir permiso para decidir por quién votar (ENADIS 2010).

Más allá de nuestras fronteras, pensemos en aquella población cuya raza o su color de piel era obstáculo para sufragar, como sucedió con la población aborigen en Australia hasta 1962; o como en nuestro vecino Estados Unidos de Norteamérica, que derivado  de movilizaciones, la población afroamericana reivindicó sus derechos políticos para poder votar hasta 1965.

Así pues el sufragio ha sido una conquista. Un derecho humano que ante todo que debemos valorar y ejercer. Apelando a la memoria colectiva, hombres y mujeres les debemos salir a votar, a todas aquellas personas que se movilizaron e incluso que dieron su vida por lograr este derecho. Nos lo debemos a nosotros mismos. Se lo debemos a nuestras hijas e hijos que esperan que su futuro sea mejor a raíz de las decisiones que tomemos desde hoy. Démosle poder a nuestra voz.  Salgamos a votar ¿Y a usted qué le impide votar?

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