No entienden. Los políticos de la nueva era van sin ideologías por los pasillos del poder. Ya no es dable hablar de derechas –aun cuando abundan los conservadores– ni de izquierdas en el amplio abanico desde los radicales hasta quienes se dicen responsables por tímidos. Lo importante es la conquista del poder y la distribución de las canonjías en una falsa interrelación con adversarios y acompañantes. La partidocracia manda y tal nos lleva hacia el cauce del fariseísmo de Estado.
He comentado, algunas veces, el planteamiento de Andrés Manuel en 1999, cuando aún dirigía al PRD y no encontraba cómo soltar las riendas a un sucesor con consenso, sobre la candidatura del corrupto empresario Gastón Alegre, protector de las fortunas de miguel de la madrid y carlos salinas, cuando tales ex mandatarios eran señalados como reyes del averno político y, por ende, repulsivos para el estratega e icono de la izquierda. Respondió así, ante un selecto grupo de colegas:
–Primero debemos posicionarnos, avanzar con votos; después limpiaremos la casa.
Pero nunca hicieron lo segundo y la recoja de basura continuó hasta volverse una montaña de confusiones con el arribo de manuel bartlett díaz a las filas de la MORENA de López Obrador, en dónde éste decide todo y los demás se adaptan o son llamados traidores.
En esta dicotomía fatal se ha llevado, por desgracia, un tonel de decepciones aun cuando sus incondicionales no aceptan discutir sobre el tema y acuden al trillado concepto del “pasado” como si con ello pudieran perdonarse las afrentas consumadas contra la sociedad por parte de quienes hoy cobija: además del citado, pablo salazar mendguchía, los Monreal, los Bejarano, y los pandilleros Martí Bartres e incluso Gerardo Fernández Noroña ya lanzado por la vía independiente porque bien sabe que Andrés no le abrirá jamás el paso, ni a él ni a ninguno otro.