Hace años que Mario Villanueva Madrid sufre un problema, serio, de memoria.
Ha olvidado que está sentenciado por actividades criminales, que purga una sentencia, que los jueces lo encontraron culpable.
Ha olvidado que hace muchos años que dejó de ser gobernador.
Ha olvidado que los quintanarroenses son seres libres, inteligentes, decididos a buscar su propia realidad.
Y, sobre todo, ha olvidado que Carlos Joaquín es el gobernador constitucional del estado.
Es obvio, que está acostumbrado a poner miedo sobre hombres miedosos y, sobre todo, ambiciosos. Está hecho a las negociaciones, a las intimidaciones, a amenazar para obtener sus fines.
Y ahora quiere volver a sus andadas con una carta dirigida al gobernador, pretendiendo amedrentar y “criticando” su gobierno. Un escrito que, por principios de cuentas, sorprende que, en una cárcel federal, de alta seguridad, le permitan “subir” a Facebook. Tarea pendiente para Renato Sales.
Su modo es el de siempre, corriente, de mal gusto, ofensivo. Y tan transparente que ni siquiera se alcanza a dar cuenta él mismo. Porque en esta “misiva” asegura que pidió dinero, boletos, viáticos para Niza Puente, la funcionaria priista, por cierto, su exjefa de prensa, su amiga íntima y demás, los que para su enojo le fueron negados.
¿Quién es, quién cree que sigue siendo Mario Villanueva Madrid para exigir dinero a un gobierno? Como si su familia no viviese en el lujo extremo.
Con palabras altisonantes, con una soberbia inmensa, el exgobernador, convicto, sentenciado, se queja de que el gobernador Carlos Joaquín no ha ido a ver al secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, para exigirle que sea trasladado al Cereso de Chetumal.
¿De parte de quién? ¿Es que, en verdad, Villanueva piensa que los demás son débiles mentales?
De entrada, el tema no está en manos el gobernador. ¿Por qué habría de pedir este “favor”? Concediendo que se “piden favores políticos”. Se trata de respeto a las instituciones lo que Villanueva no conoce. De respeto a la investidura, a las razones para y por las que fue electo, lo que sí tiene Carlos Joaquín.
Llegar al Cereso de Chetumal equivale, debe pensar el exgobernador, a vivir en su casa. Cree que puede controlar entradas y salidas, ilegales, en esa cárcel. Que puede evadirse, en lo que sí es experto. Sobre todo, desconoce las leyes.
El tema, su traslado, no corresponde al gobernador. Está en manos de jueces, del mismo Renato Sales como autoridad carcelaria. A lo que debemos agregar los presuntos problemas de salud de Villanueva, que no podrían ser atendidos en Chetumal obviamente. Es cobarde, hasta estúpido pretender responsabilizar a Carlos Joaquín.
La manera en que, en su misiva de Facebook, mezcla temas político-electorales con críticas al gobierno de Carlos Joaquín, son de pena ajena. Demuestran que Villanueva no sabe qué sucedió en Quintana Roo, ni cuáles son los sentimientos, los agravios de los quintanarroenses por los abusos de poder que padecieron.
Villanueva dice que no se conoce al jinete hasta que se le ve montado, lo cierto es que no se conoce a los hombres hasta que olvidan su propia dignidad y ofenden su espejo.