ESTA MAÑANA los mexicanos se preguntan qué es lo que deben hacer ahora: encomendarse a la Virgen de Guadalupe, levantarle el castigo a Luis Videgaray… ¡o ambas!
MÁS ALLÁ de que la realidad, la triste realidad, terminó dándole la razón al ex secretario de Hacienda, el triunfo de Donald Trump viene a confirmar algunas lecciones que ya se conocían… pero que nadie quería entender.
LA PRIMERA es que el hartazgo se ha convertido en el principal motor de los electores. Olvídense de las propuestas de gobierno: la gente está votando por personajes, no por candidatos; por simpatía, no por ideología; por rechazo, no por convencimiento.
LA SEGUNDA se vio en el Brexit, en el “No” al plan de paz en Colombia y hasta en el triunfo de algunos candidatos independientes en México: los electores no se sienten representados por el gobierno, ni por los partidos. Ya no creen en ellos y prefieren aplicar aquello de que más vale malo por conocer…
LA TERCERA, y tal vez la más grave, que ese hartazgo es fácilmente explotable desde el populismo, diciéndole a la gente lo que quiere escuchar. Polarizar al mundo en buenos y malos; hacer de las campañas un reality show; y picar con insistencia el botón del patrioterismo.
SI TODO ESO pasa en la democracia más antigua del mundo y, supuestamente, la más sólida, más vale ir tomando providencias aquí y en toda Latinoamérica.
HOY, HOY, HOY concluye el plazo para inscribirse en el proceso que lleva a cabo el Senado para elegir al primer Fiscal Anticorrupción.
AUNQUE la convocatoria se abrió desde el 28 de octubre y se publicó en medios impresos y está disponible en internet, hay quienes consideran que se le ha dado poca difusión. ¿La razón? Creen que hay un favorito… o favorita.
DE HECHO se dice que en esta ocasión sólo cinco personas han presentado su solicitud, a diferencia de 2014 cuando fueron 33 los inscritos.
