Hace un momento, en las redes sociales leí un artículo o columna chetumaleña que asegura que “buitres del PRI”(sic) están pasando a las diferentes colonias de la capital, especialmente en donde el partido perdió, para recoger cuanta cosa regalaron los candidatos durante la pasada contienda electoral.
Y, según relatan, los camiones de priistas salen llenos de fardos de láminas, muchas de las cuales tuvieron que arrancar, y hasta arrebataron a jalones un triciclo regalado “de buena voluntad” a una persona de la tercera edad.
Francamente me niego a creer tanta hdp, tanta bajeza, empezando por el principio de que esto sería tanto como robar, y los priista atrevidos pudieran ser denunciados penalmente por dichas acciones.
No creo que Raymundo King se atreva a ordenar que sus achichintles se pongan a recoger lo regalado, por el hecho de que el voto no les favoreció, pues esto lo llevaría a la tumba política a él y al partido, aunque lo cierto es que el PRI es ya un partido en inminente extinción.
El Revolucionario Institucional es un ente agónico, que vive sus últimos estertores, porque siempre se supeditó a la autoridad en turno (de su partido) y así perdió la histórica última oportunidad brindada por los mexicanos en 2012. La última oportunidad arrojada a la basura por los excesos de Peña Nieto, porque no sabe gobernar y quizá ni siquiera lo quiso hacer.
Lo mejor es ya sólo observar como el animal fenece, víctima de sus propios errores, de los abusos de quienes lograron escalar cargos, lo mismo presidentes, que gobernadores, presidentes municipales, diputados o senadores. Todos, todos saquearon lo que pudieron y llevaron a México y a los estados a la ruina.