Alguna vez, el famoso psicólogo Sigmund Freud dijo que “uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla”, y –sin lugar a dudas- tuvo mucha razón.
La comunicación verbal y no verbal ha ayudado al hombre a darse a entender y exponer sus puntos de vista a través de la historia. Y si bien dicen que “hablando se entiende la gente”, también es común que criterios distintos choquen y haya un desacuerdo, el cual –en el mejor de los casos- termina con un apretón de manos y el respeto a la opinión del otro.
¿A qué voy con lo anterior?… A que si bien hay quienes defienden que no existe verdad absoluta en un mundo relativo, como en el que vivimos, sí existen opiniones respaldadas por bases, pruebas y fundamentos, y son éstas las que suelen definirse como las más adecuadas.
Hoy en día, con la homogeneidad de las redes sociales, cada persona con la posibilidad de acceder a las mismas cuenta con una tribuna virtual, en la que puede expresar lo que deseen, invariablemente si están o no en lo correcto. Lo inquietante de ello es que se han creado corrientes ideológicas casi tribales en estos medios de comunicación masiva; si no estás de acuerdo con ellos, eres su enemigo y –por supuesto- tú estás equivocado.
Normalmente son los ‘topics’ de índole sociológica, política, religiosa y humanista los que llegan a trastocar más a menudo entre los usuarios, quienes defienden su punto de vista “a capa y espada”, como si su palabra fuera irrefutable y totalmente absoluta. Todos quieren tener el beneficio de la simpatía y la concordia de los demás; entre más ‘likes’ tengan, más sabios y reverentes se perciben a sí mismos, aunque sus argumentos sean rebuscados y muy lejanos de rozar con la realidad.
“Peñabot”, “cerdo machista hetero-patriarcal”, “chairo”, “inhumano”, “bestia”, “ciervo descarriado”, “tu estómago es un cementerio” (algo que te dicen comúnmente los veganos) es una de las tantas respuestas que he recibido y he visto recibir a gente que expone su punto de vista de forma coherente y correctamente fundamentada en redes sociales.
La tolerancia y la humildad deben ser características indispensables para aquel que defiende sus ideas por medio de cualquier plataforma, así como la apertura para tomar en cuenta opiniones ajenas; y es que uno nunca deja de aprender si está dispuesto a seguirlo haciendo.
Uno de los más grandes pensadores que ha tenido la humanidad, Sócrates, fue inmortalizado –entre otras tantas cosas- por una frase que dice más que lo que parece: “Yo sólo sé que no se nada”. Y tú, ¿qué tanto sabes?