El que un personaje público sufra el escarnio de una gran mayoría de la población a la que gobierna, representa algo más allá que un simple acto de burla; todo país tiene problemas diversos que muchas veces se tratan de tapar con un dedo como si el Sol pudiera así desaparecer.
La gran noticia de esta semana, es la vergüenza de tener a un Ilustrísimo guiando a un país, dando palos de ciego entre una población que cuenta con un gran porcentaje de ceguera al igual que él. El desenmascarar constantemente su falta de nivel académico, educativo y moral ha tenido implicaciones que llevan a cuestionar el nivel de gobernabilidad que se tiene en México, ya que su popularidad se encuentra por los suelos, sin capacidad de atar ni desatar asertivamente en las decisiones que lleven a elevar el país a otro horizonte.
No podemos decir que en México hay una falta de acceso a la educación, se cuentan con muchos mecanismos para que la gran mayoría de los habitantes puedan entrar en algún tipo de sistema de enseñanza, y más ahora que los medios electrónicos han puesto las cosas en charola de plata al hacer cursos vía online parecido al sistema escolarizado abierto; sin embargo es necesario cuestionar la calidad real de la forma en que se imparte en todos los niveles los conceptos académicos y tomen nota: no me refiero al contenido educativo.
La forma de enseñanza en este país tiene sus variantes, que dependen en gran medida de cada maestro (a), de cada escuela, de cada director (a) y a manera general de la SEP. ¿Sabían ustedes que ésta máxima autoridad tiene como regla estricta que todo niño deba de pasar de año? ¿Saben a que se refiere la inclusión en la educación?
