Isla Mujeres y su presidente municipal, Juan Carrillo Soberanis, dejan demostrado que están fuertemente comprometidos en promover el turismo como destino seguro, hospitalario y ameno para pasar las vacaciones.
En el Tianguis turístico “Acapulco 2017”, Isla Mujeres destacará con su propuesta de “Pueblo Mágico” con una multiplicidad de servicios turísticos a los que se suma la calidez isleña, una excelente imagen urbana, buenos servicios públicos, aunados a la eficiente seguridad con que cuenta el municipio.
La tensión social configura un escenario difícil en el Estado. Necesitamos construir un verdadero andamiaje social y político que, más allá de las diferencias, pueda avanzar sin necesidad de repudiar a los políticos y acusarlos de nuestros males.
Ello no implica exonerar a los responsables ni disimular errores o justificar lo injustificable. Sin embargo, los anunciadores de catástrofes, los acusadores constantes, ¿qué soluciones aportan? Somos una sociedad inmadura y muchas veces hipócrita. Cada una de las discusiones interminables que en los últimos meses hemos tenido sobre la corrupción debería concluir con la gente corrupta juzgada y encarcelada, si así corresponde. Y que de una vez por todas delinquir conlleve un riesgo real, no sólo un problema de malestar o tensión social.
La corrupción es una expresión de nosotros mismos y de nuestra capacidad para enfrentar nuestras responsabilidades como ciudadanos. Ante los temas sustanciales que hacen al interés común (trabajo, educación, salud, vivienda, seguridad, crecimiento económico), nuestras reacciones son en gran parte el fruto de una atención enfocada en nuestros particulares intereses y no en el conjunto.
Los partidos políticos, sus alianzas de coyuntura y las agrupaciones emergentes, comparten banderas. La justicia, la equidad, la igualdad de género, el combate a la pobreza, la inseguridad, el narcotráfico figuran en las agendas de todos. Quienes aportamos el sentido de la acción política y de alguna manera direccionamos su consecución somos los ciudadanos como sociedad, no las fuerzas políticas.
En Verdad y política, Hannah Arendt plantea la dificultad de que el quehacer político se base en la verdad y reflexiona sobre la necesidad de encontrar verdades de hecho, que se puedan justificar y exponer, que provengan del interés de muchos al expresar: “Nadie ha dudado jamás respecto del hecho de que la verdad y la política no se llevan demasiado bien, y nadie, que yo sepa, ha colocado la veracidad entre las virtudes políticas. La mentira siempre ha sido vista como una herramienta necesaria y justificable para la actividad no sólo de los políticos sino también del hombre de Estado”.