Haberlo citado a comparecer fue, en sí, un acto de mala leche. ¿Contra el gobernador Carlos Joaquín?
Tal parece, que varios diputados y funcionarios públicos de esta administración juegan a hacerse el ciego, asumen como si fuese verdad que Manuel Alamilla no es gente de Carlos Joaquín, que no se sabe a qué grupo pertenece, y que sí pero no… qué quién sabe.
Esta falta de “paternidad responsable” sigue siendo muy cara, políticamente hablando, en Quintana Roo.
Y como los señores diputados, tan trabajadores, honestos y demás, ejercen una partida monetaria para “comunicación social”, apenas terminando la comparecencia todos los portales noticiosos de internet se fueron en su contra, con idénticos argumentos. Imposible que no fuese “inserción pagada”.
No me voy a meter con el tema de los uniformes, porque entonces habría que decir la verdad que está detrás de esto, y no estoy autorizada.
Comencemos con el cargo, nombramiento, de la esposa del señor oficial mayor del Estado como responsable de “Imagen Institucional” de este gobierno… ¿Qué culpa tiene la señora Tristana Hernández Villegas?
No conozco a ninguno de los dos, pero es fácil imaginar que una mujer independiente quiere trabajar. Sobre todo, si su marido la “arrastró” a vivir en Chetumal por su proyecto personal. De otra manera bien podía suicidarse de aburrimiento.
Y su nombramiento, definitivo, lo hizo el gobernador Carlos Joaquín. No se puede entender que, en un ámbito tan delicado, la decisión esté en manos de una simple recomendación. Aquí hay un planteamiento que insulta a las mujeres a priori, como si no tuviésemos una historia profesional digna, inaceptable viniendo de los “diputados”, la mayoría de ellos electos por estar en una boleta y no por haber sido candidatos.
¿Cuánto dinero se gastaron en golpear, vilmente golpear en los medios, al oficial mayor? ¿No que ya habíamos cambiado?
Respecto a los empleados de gobierno, sigo creyendo que son muchos. Y que el problema es que no existen fuentes de empleo en Chetumal. Ganan poco dinero y trabajan todavía menos, basta pretender encontrar a alguno en las oficinas públicas. El número de empleados es muy grande para una administración pública moderna, pero mantenerlos en sus puestos es tema político.
Cómo políticos fueron los argumentos utilizados en su contra. Todos los funcionarios públicos en Quintana Roo traen un vehículo caro, algunos pagados por ellos mismos. ¿Por qué mejor no nos informan qué coches han comprado los diputados, por qué mejor no recuerdan la repartidera de dinero en el Congreso?
Es obvio que estamos en la antesala de elecciones, que todos se quieren montar en la imagen de “oposición” más conveniente, ingenuamente pregunto qué pensará el gobernador de “sus diputados”, los que llegaron al poder en su boleta electoral. Porque Manuel Alamilla es su colaborador, él lo nombró y obviamente está satisfecho con su trabajo porque no lo ha corrido y ya pasó un año.
Por transparencia procedo a pedir informes sobre el gasto en prensa, periodistas, medios de comunicación, redes sociales de los diputados… Porque pagar para pegar tendría que haber quedado en el pasado…
