Hay dos clases de gobierno, los organizados que aplican gerenciamiento a todo y, los que están en crisis, que requieren ser repensados. Ahí es donde se asienta el error de los políticos en la actualidad, que imaginan que con un buen gerenciamiento las cosas mejoran, y los meses pasan y no logran los resultados políticos y sociales que la ciudadanía espera.
El gobierno que acaba de iniciar sexenio tiene dos problemas que debe resolver rápidamente en pos de las señales para necesarias de eficiencia y operatividad.
La primera es el tema de la inseguridad. Urge un Mando Policial Único y, que el nivel estatal de la Seguridad Publica con los acuerdos marco con Policía Federal, Gendarmería, Ejército y Marina lideren en el ámbito territorial todas las instancias de prevención y represión que las policías municipales no pueden llevar a cabo por inacción o ineficacia y falta de preparación.
El segundo tema, es el de la reestructuración de la deuda pública estatal. Un espinoso asunto en el que ya el gobernador del Estado ha puesto manos en el asunto y, ha venido avanzando.
El paradigma aquí, es si la reestructuración se lleva adelante con una única entidad financiera o con varias. Quedar en manos de un banco exclusivamente implica que, en una reingeniería como la que se pretende llevar adelante con pasivos de más de 20 mil millones de pesos sería una ingenuidad, porque se caería, en el simplismo de ser rehén de una entidad bancaria que va a exigir todos, absolutamente todos los negocios y servicios que pueda realizar con el gobierno estatal.
Si, la reestructuración se parcela con varias entidades financieras siempre queda margen para negociar en mejores condiciones, futuros “créditos puentes”, imprescindibles para dar liquidez a una gestión sexenal que recién inicia. También serviría para echar mano a “Stand Bye” y periodos de prórroga de pago de amortización de deuda por periodos determinados hasta que la administración estabilice sus ingresos y egresos.
A esto habría que sumar la factibilidad si cuenta con la gente capacitada para el tema, de cabildear fondos que, por la poca o inexistente gestión realizada por gobiernos locales ante autoridades e, instancias federales, desconocen de recursos de programas solventados por préstamos de organismos multilaterales como Banco Mundial (BM), y Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
México, sigue siendo una de las naciones que mayores recursos multilaterales obtienen y no utiliza por desconocimiento de los subgobiernos nacionales.