Inicia junio y empieza formalmente la temporada de huracanes. Se ha sentido un clima especialmente caliente en estas latitudes y esperemos que los resultados del próximo domingo no desaten el primer torbellino, el primer ciclón de la temporada.
Cierto, el clima en Quintana Roo se siente especialmente caluroso, tanto que ha hecho sudar a varios, y deseamos que el balde de agua que recibirán los perdedores, quede tan sólo en eso, en la entrada de un frente frío que apaciguará su calentura.
Ojalá que eso ocurra, porque sólo habrá un ganador y la cosa está tan ardiente que el resultado bien pudiera enardecer más el temporal en la entidad y destruir más que algunas cuantas construcciones por parte de quien no resulte agraciado.
Y es que para ese tipo de huracanes el estado no está preparado y si despierta la furia del grupo que arropa al candidato perdedor –cualquiera que éste sea-, mucho cuidado, porque seguramente será un grupo muy poderoso, ya sea a nivel estatal o a nivel nacional,
Aquí lo que debe quedar claro a los contendientes es que sólo hay un ganador y que el que pierda deberá aceptarlo o reclamar, pero sólo por la vía legal, es decir, sin alborotar a sus seguidores, al contrario, tiene que llamarlos a la calma.
Lo mismo a la hora de votar, que todos induzcan a una elección copiosa, con casillas nutridas de gente participativa, que quiera ejercer su derecho a sufragar.
Porque para ello –y no nos cansamos de repetirlo- empresarios han puesto su granito de arena para dar un día de descanso a todo trabajador turístico que haya votado, mientras que empresarios harán lo propio ofreciendo descuentos a quienes muestren su dedo con tinta indeleble. Las condiciones están dadas. No a la violencia