El ambientalista Jorge Fuentes Gómez aconsejó que, ante la gran cantidad de sargazo que ha llegado a las costas de Quintana Roo, se inviertan recursos para encontrar un aprovechamiento sustentable como ocurre con el PET o el cartón.
Advirtió que tampoco es recomendable extraerlo en el agua pues hay el riesgo de llevarse crías de las diversas especies marinas de la zona.
Luego que el martes se registrara el recale de toneladas de esta alga, y que resultó imposible retirarla de las costas, el ambientalista consideró que está dejando de ser un problema atípico pues antes se presentaba una vez en años y ahora es más constante.
Sobre el uso que se le pueda dar, dijo que no es aconsejable llevarlo al relleno sanitario, ni sepultarlo en la zona continental pues por la cantidad de sal que trae se impactaría al manto freático, cenotes y ríos subterráneos.
“Enterrarlo tampoco es buena idea, es un problema bastante complejo, la única forma es seguir colectando y llevar a lugares donde se pueda secar y tal vez darle un aprovechamiento”, comentó.
Autoridades, concesionarios de la zona federal marítimo terrestre y otros organismos, se han coordinado para retirar el sargazo, pero como ocurriera hace un par de años, la cantidad que llega supera los esfuerzos de todos.
Asimismo, se ha manejado la posibilidad de extraerlo antes de que llegue a las costas, pero Jorge Fuentes indicó que “no es bueno sacarlo en el mar porque te cargas muchas especies juveniles o futuras crías de peces, de pulpos, y muchas más; lo mejor es que se colecte en la playa, en la duna”.
“Desgraciadamente no hay un uso que se le pueda dar, el sargazo puede servir para fertilizar cierto tipo de plantas, como cocoteros”, añadió, si se lleva al basurero existe posibilidad de contaminar mantos freáticos y que la sal y componentes químicos que trae el sargazo, se vayan a cenotes y pueda haber alteración en el hábitat de los cenotes”.
Por todo ello, el ambientalista opinó que si los académicos y científicos buscaran la forma de cómo aprovechar el sargazo, podría haber un beneficio. Pero para ello, falta que el gobierno o las instituciones académicas destinen recursos a la investigación del fenómeno.
FERNANDO MORCILLO/ QUINTANA ROO HOY
