De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, “la salud sexual” es el estado de bienestar físico, emocional, mental y social de una persona relacionado con su sexualidad sin que esta, se limite solo a la ausencia de enfermedades, a la disfunción, ni a su etapa reproductiva, ya que conlleva a un acercamiento positivo y respetuoso hacia relaciones sexuales, y a las experiencias sexuales placenteras, seguras y libres de coerción, de discriminación y de violencia.
Hoy los jóvenes disfrutan mejor su sexualidad cuando comprenden y evalúan las responsabilidades y riesgos a los que las malas prácticas los pueden conllevar, como a las consecuencias negativas posibles a las que pueden enfrentarse cuando el ejercicio pleno de sus derechos sexuales y reproductivos no se les esta respetando al ser estos considerados en la ley, sujetos pasivos de protección y no sujetos sustantivos a derechos, diferencia grave por una fuerte omisión de ley que hoy los está limitando a no tener acceso libre e informado a métodos anticonceptivos y a condones, que al utilizarlos correctamente durante sus prácticas sexuales podrían estar evitando riesgos posibles de contraer VIH o un incremento a tasas de fecundidad de este sector poblacional.
Hoy el GEPEA que es el Grupo establecido en el estado con doce instituciones que trabajan para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, ha comenzado a alinear sus estrategias a los ejes contenidos en el Plan Estatal de Desarrollo del nuevo gobierno y con los indicadores de la Estrategia Nacional sobre el embarazo, donde el objetivo es el decrecer estos. Y si lo quieren lograr deberán ser claros y trabajar a partir de los Derechos Sexuales y Reproductivos y no el permitir en un momento de franca lucha, que discursos conservadores se establecieran en él, más allá a soluciones prácticas, ya que prevalecería una posición radical y de prejuicios, que darían paso como solución única, al que el Grupo trabajara bajo la óptica donde las relaciones humanas debieran ser sanas moralmente para no permitir y facilitar que la promiscuidad de los jóvenes los hiciera caer en el pecado.
Si bien en la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes los Senadores desaparecieron el concepto de los “derechos sexuales y reproductivos”. No obstante, ello no significa que erradicaron de la ley ni mucho menos de la Constitución o de los tratados, los derechos humanos que los niños y niñas tienen, en tanto personas que son, sobre su sexualidad y reproducción.