La adherencia a un tratamiento para VIH se vuelve el seguimiento estricto al mismo a partir de la toma de dosis correctas en el momento y de la manera prescrita. Por lo que más que un matiz pasivo, la “adherencia” habrá de entenderla como la capacidad de una persona con diagnostico positivo, de no solo implicarse de manera correcta en la elección, el inicio u el control al mismo, sino el comprender también la necesidad que este se vuelve cundo se inicia de manera motivada una vez aceptado un diagnóstico oportuno, con disposición y formación para llevarlo a cabo y mantenerlo por muchos años.
Mientras el vivir con VIH en esta década está rompiendo paradigmas, el enfoque generacional está permitiendo el arraigo de discursos que hoy han desvirtuado la adherencia de lo que un tratamiento consiste.
Ante estos hechos existen varias segmentaciones que hoy analizan con mayor detalle a cada generación, prevaleciendo tres que nos están sirviendo a quienes realizamos “trabajos en la prevención de la infección” que no están permitiendo entender a los jóvenes con los que coincidimos vivos en estos momentos.
Mientras que muchos los “milenios” son idealistas, impacientes y bien preparados, carecen de madurez como entes individualistas que con gran confianza en sí mismos no están entendiendo el significado de la palabra “adherencia” y ni mucho menos VIH, por lo que el riesgo a infectarse no lo están percibiendo al ser su deseo el solo querer dejar su huella en la historia, vivir una vida interesante formando parte de algo grande y creciendo y desarrollándose cambiando el mundo que les rodea y ganar mucho dinero.
Por lo que para quienes damos respuesta a la infección del VIH hoy el prevenirlo se ha convertido en un reto ante distintos comportamientos generacionales entre los milenios y centenials donde el VIH no está formando parte de su desarrollo y donde su solución está quedando resuelta con solo tomar unas pastillas.
Ante los avances del tratamiento como prevención, hoy muchos jóvenes quintanarroenses menores de 25 años están corriendo el riesgo de resultar infectados de VIH por no ser ya un tema relevante para ellos como no lo está siendo para las autoridades de salud y legislativas el tema de la “Prevención Combinada” con el que se implementarían acciones que den un continuo a la atención de los cientos de nuevos casos que hoy se están dando en Cancún y en el estado donde el nulo uso del condón entre los jóvenes está ocasionando que una tercera parte de los nuevos casos de infección por VIH en la entidad sean en menores de 25 años.
Y si en 1998, el 23% de los nuevos casos de VIH fueron personas menores de 25 años, en 2010 llego a 32% de acuerdo a CENSIDA, y hoy en su último corte (mayo julio de 2017) la Asociación Red Positiva ha detectado en su Centro, 67 nuevos casos nuevos con una prevalencia de 10 a 3 en jóvenes con prácticas sexuales con otros hombres en esta misma edad.