La Suprema Corte de Justicia de la Nación dicto una sentencia en el 2014, de la que surgieron varios criterios, que establecen guías para poder demandar la reparación de los daños causados por negligencia médica en la prestación de los servicios de salud que proporciona Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Es lamentable que los servicios públicos de salud, sean tan deplorables, con muy mal servicio y todavía prepotentes las gentes que te atienden, aun a sabiendas que todo, todo, incluyendo el sueldo de directivos, médicos, especialistas, enfermeras y personal de los hospitales, clínicas, etc., etc., está pagado y por adelantado con las cuotas de todos los trabajadores. Si vas a urgencias, te atienden de mala gana; si estás en hospital, te imponen restricciones, además de que no te permiten quedarte (en muchas ocasiones) con el paciente, por “mendigas” simplezas o capricho de las enfermeras en turno.
Aunque se diga ahora que el deficiente servicio parte en gran medida de la crisis financiera que desde hace aproximadamente dos décadas enfrenta esta central de salud, la realidad es que desde siempre ha habido cosas tan básicas, como el trato cortés hacia los pacientes, que simplemente han dejado mucho que desear. Es decir, no solo es la falta de dinero lo que aparentemente ha traído como consecuencia el mal servicio del IMSS, sino que también el personal mismo que, salvo contadas ocasiones, su actitud prepotente hacia quienes acuden a las clínicas, es la forma de conducirse. Es tan mal el servicio que el IMSS ha dado a través de los años, que muchos afiliados prefieren atenderse con un médico particular que ir a probar suerte en el Instituto Mexicano del Seguro Social. El peor de todos parece ser el área de maternidad, donde muchas mujeres son obligadas a realizar cesáreas, y posteriormente terminan mostrando cicatrices que más bien parecen tajos realizados en carnicerías que un un lugar donde se practica la medicina avanzada.
