La desunión de nuestra Nación es tan palpable, que a lo largo del tiempo sólo se hablan de rumores acerca de lo que se espera suceda ante circunstancias que merecerían la pena un castigo ejemplar.
Tal es el caso del Ilustrísimo, quien debería de renunciar y dejar la presidencia a alguien más capaz, el problema es que sólo llega hasta ese punto y todo seguirá igual.
Esta fragmentación de nuestra sociedad se debe a cuestiones multifactoriales: primero, los problemas de clase existentes, donde los adinerados jamás se podrán unir a las masas para lograr algo juntos, resultaría ilógico ya que ellos, no necesitan de la unidad para lograr algo, lo tienen todo. En segunda, las masas no se consideran uniformes, entre ellos se ubican los clase medieros en todos sus estratos y los pobres en igual cantidad de divisiones, sin que ninguno se asuma como parte de un todo que puede luchar en unión por algo en común, sería incómodo.
En tercera, tenemos en común, la traición; nunca pasará por nuestra mente el apoyo al connacional, siempre he sido yo, hoy soy yo y siempre seré yo, que “cada quien se rasque con sus propias uñas” así que jamás se otorgará el apoyo a quién lo necesite y menos por la obtención de un bien común ya que eso no existe, la unidad no se considera un punto de partida para algo.
Podríamos seguir hurgando en el baúl de los multifactores, y seguramente incrementaríamos la lista de razones de la fragmentación social; al final sólo nos quedamos con las redes sociales reventando en memes, con algunas palabras de valientes que expresan a su audiencia su inconformidad por lo que pasa en nuestra Patria y rumores, muchos rumores y continuarán los rumores.
