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noviembre 24, 2024

Sin Categoría

Reducir el déficit con palos de ciego

La simbiosis en el motor exportador-importador entre Estados Unidos y México es una realidad, nos guste o disguste, no se trata de caer simpáticos sino de vender bienes, servicios y mercancías.

Desconozco si otro país del mundo (carezco de dicha información) guarda tal nivel de interrelación económica, financiera y comercial del mismo nivel de intensidad como la relación de vecindad entre México y Estados Unidos.

El NAFTA-TLCAN firmado en 1993 y puesto en vigor en aquel aciago año de 1994 -en el que hasta el Ejército Zapatista hizo su aparición estelar-, con el discurrir del tiempo ha permitido que las multinacionales estadounidenses deslocalizaran con mayor facilidad su producción trasladándose del otro lado de su frontera para producir en la desigual economía mexicana.

¿Por qué lo hicieron? Simple de entender e imagino que su nuevo presidente Trump (espero haga sus tuits lo suficientemente sobrio) como empresario con negocios exitosos y otros quebrados sepa que el acuerdo de libre comercio fue un invento emanado desde la Oficina Oval, cocinado con las barras y las estrellas yankees.

Y gracias a éste sucedió una deslocalización productiva que ha permitido a las empresas estadounidenses beneficiarse de bajas regulaciones en pro del cuidado de los recursos naturales y el medio ambiente; de una política salarial favorable para el productor; de sindicatos mermados y de menores costos para fabricar porque se paga mucho menos por los costos variables, los impuestos, regulaciones y otros inputs que impactan en los procesos empresariales.

Esa deslocalización a su vez ha permitido crear productos en terreno mexicano para luego ser exportados hacia terreno norteamericano y además con la enorme ventaja de llegar más baratos en comparación de ser producidos in situ porque las normas ambientales, el costo de la mano de obra, los impuestos y regulaciones son mucho más elevadas en Estados Unidos.

En México tienen hasta la ventaja del draw back que es la devolución de impuestos por insumos adquiridos en el extranjero utilizados para terminar un bien que luego será exportado. Un fabricante automotriz estadounidense importa tableros eléctricos desde Iowa que serán usados en Coahuila para terminar un bien, en este caso un coche que luego tendrá como destino la exportación para ser vendido en Denver.

Trump que ha hecho fortuna (una que no tiene las cuentas totalmente transparentes Forbes la estima en 3 mil millones de dólares y el magnate en 10 mil millones de dólares) gracias al sector inmobiliario, en su calculadora mental además de construir un muro fronterizo kilométrico también quiere rescatar el empleo haciendo obras.

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