Suegras, cuñadas y comadres. No sé si ustedes están de acuerdo con que se les retiren las escoltas a ex funcionarios y a ex gobernadores, pero yo sí. Y no sólo eso, también creo que se debe terminar con los excesos y ser más parejos con las actuales autoridades y sobre todo, que sus guaruras le bajes tres rayitas a su prepotencia.
¿Tienen miedo? Pues ese mismo temor sentimos todos los que vivimos en esta ciudad, en esta entidad, en este país que se han vuelto sumamente inseguros para todos.
Yo estoy de acuerdo que algunos funcionarios cuenten con una o dos escoltas, de acuerdo a su investidura, como por ejemplo el gobernador, el secretario de gobierno y quizá dos o tres presidentes municipales, pero nada más.
Los demás deben costear su vigilancia personal con agentes de seguridad privada, no pública, ya que éstos deben estar destinados única y exclusivamente al cuidado de la ciudadanía que, al final de cuentas, es la que les paga.
En verdad ignoraba cuántas escoltas podía tener un gobernador, y hoy me entero que Roberto Borge tenía 44, lo cual me resulta increíble, incluso un exceso tal que representa un insulto a la población.
Y por supuesto que no dudo que el Ejecutivo tenga aún más elementos para cuidar su integridad, al igual que la de su familia.
Hace unas semanas iba circulando por el bulevar Kukulcán, cerca de la plaza con el mismo nombre, y de pronto un agente policíaco me marca el alto, así, de manera abrupta. Al detenerme le pregunté asustada que qué sucedía.
“Es que va a pasar la primera dama del estado”, respondió el agente, ante lo cual aceleré y sólo le dije: “¡pues que se detenga ella!”. Y sólo vi una enorme fila de camionetas.
Esos son los abusos de los que ya estamos hasta la ma…