Hasta donde tengo conocimiento, ninguna institución educativa, organización empresarial o política, han dilucidado sobre los retos que enfrentará el primer gobierno de alternancia en Quintana Roo. Tuve oportunidad de participar en un panel organizado por la organización Kybernus, donde se discutió de cómo eficientar la administración pública estatal. Y es que si una de las grandes quejas ciudadanas tiene que ver con la satisfacción de la respuesta que da la autoridad a su gobernado.
En mi punto de vista creo que el próximo gobernador debe aplicar medidas que permitan ahorrarse importante gastos económicos, pues un gobierno sin dinero poco podrá cambiar, más allá de la enorme losa de deuda económica que le hereda la presente administración: contar con edificios propios, por ejemplo, permitiría ahorrarse millones de pesos en renta mensual, ubicar y concentrar las dependencias que tengan conexión para la realización de trámites y servicios.
Una reforma constitucional que elimine la entrega de notarías a discreción, que recalendarice los procesos electorales y derogue los privilegios de ex mandatarios, coadyuvarán sin duda a importantes ahorros económicos que, junto a mejores esquemas de transparencia y rendición de cuentas, permitirán atender ese gran vacío de atención que deja este gobierno estatal.
