Poner fin a la epidemia del VIH no solo se resuelve aumentando los servicios o ampliando áreas para su respuesta en la prevención y el tratamiento, sino que habría que proteger y promover los derechos y el acceso a la justicia en un marco a la respuesta al sida y no a su criminalización. Hoy muchas personas en México y en el mundo que viven con VIH están en la cárcel por “delitos” contrario a las pautas internacionales sobre el VIH y los derechos humanos, así como a la evidencia científica, evidencia médica y mejores recomendaciones de la salud pública.
Si desde sus inicios la epidemia ha conllevado reacciones desde el imaginario como el silencio, la negación lahostilidad incluso la violencia, el miedo a ser etiquetado o relegado socialmente hace que las personas prefieran no someterse a pruebas de detección o evitar el tratamiento en casos de que ya se cuente con un diagnóstico, teniendo que sufrir y en algunos casos afrontar rechazos, o abusos, desempleo, falta de vivienda así como la exclusión de los sistemas de salud representando estas reacciones serios obstáculos frente a los esfuerzos de prevención y tratamiento que realizamos las asociaciones civiles ya que agravan aún más los efectos de la epidemia.
La criminalización de la epidemia o decretar leyes que castiguen las prácticas sexuales no conllevan a nada nuevo, pero si a quienes viven con un diagnóstico reactivo tengan que afrontar procesos jurídicos y hasta la cárcel simplemente por no compartir su diagnóstico o que están tomando retrovirales. Qué hacer entonces, prevenir su transmisión o perseguirla judicialmente ya que ante esta disyuntiva las dos, no se pueden hacer al mismo tiempo.
De acuerdo a agrupaciones internacionales como la Red Justicia por VIH en Todo el Mundo y Proyecto Sero en paísescomo Bélgica, Estados Unidos, Canadá, República Checa, Malawi Rusia y Uganda hay actualmente hombres y mujeres condenados por más de 30 años en la cárcel, solamente por no compartir un diagnóstico al tener una relación sexual sin condón, por escupirle a un policía un indigente con VIH, o una mujer con VIH permitir a un hombre practicarle sexo oral, a 30 hombres gays por resultar reactivos a diagnósticos a Infecciones de transmisión sexual y en Rusia a dos mujeres por no prevenir la transmisión a sus recién nacidos, o una enfermera en Uganda quien fue vilipendiada en la prensa luego de haberse pinchado con una aguja. En México y de acuerdo a la Agencia Notiese, se han realizado más de 20 procesos legales en contra de personas que viven con el VIH y otras ITS en los últimos 16 años, al ser señalados de “contagiar” a otras personas o de poner en “riesgo” la salud de éstas con “enfermedades incurables” sin que el Código Penal Federal sancione en 30 estados del país esta acción como un delito, pese a que no conceptualiza claramente qué es el “contagio”, ni determina cuáles son las “enfermedades incurables” o en “etapa contagiosa”. Ante esto habrá que estar pendiente qué decisión tomará esta semana la Comisión de nuestro Congreso Local a la iniciativa de la diputada Beristain al proponer modificar el Artículo 113 de nuestro Código Penal.
Criminalización o prevención, que opina usted amigo lector…
