Era de esperarse. Los continuos desplantes, desatinos y cambios de humor de la presidenta municipal de Cozumel, Perla Tun, terminarían por hacer mella en su relación con el gobierno del estado y más allá, por perjudicar a los isleños.
Si bien es cierto que la presidenta había tenido comportamientos impropios para su investidura, al negarle la palabra a los regidores en sesión de Cabildo, reírse de ellos, reprenderlos o echarles en cara diferencias personales, esto no había pasado a mayores.
Pero ahora no solo se trata de su comportamiento en las sesiones de Cabildo, ahora también son decisiones que ponen en riesgo la seguridad de los isleños, como el hecho de no aceptar las patrullas que el gobierno del estado destinó para Cozumel.
El pasado 16 de octubre, el gobierno de Carlos Joaquín González entregó patrullas a los 11 municipios del estado, de las cuales le corresponderían cinco a Cozumel. En dicha ceremonia de entrega estuvieron presentes los presidentes municipales de 10 municipios exceptuando la alcaldesa de Cozumel, Perla Tun Pech; hasta el día de hoy el gobierno municipal no las ha aceptado y no han hecho nada por ir por ellas y recibirlas.
Está actitud llama por demás la atención pues se creería que un presidente municipal sería el principal interesado en reforzar su esquema de seguridad pública. Las críticas arreciaron luego de que este fin de semana se dieran varios enfrentamientos a balazos en la isla, en las colonias Flamingo y San Miguel II.
La presidenta municipal calificó el hecho como chamacos que juegan a ser mafiosos. Dijo ante la prensa: “Se baleó una casa, los de ahí le fueron a responder a su casa, volvieron a regresar y volvieron a balear, eso fue lo que sucedió, son unos chamacos queriéndose hacerse pasar por ‘gánsters’”.
Como es evidente, la presidenta tiene una actitud sumamente contradictoria: por una parte rehuye su responsabilidad de brindar seguridad a la isla y por la otra rechaza el apoyo del gobierno del estado. Debe recordar Perla Tun que todo tiene un límite y sus desplantes ya le han ganado no solo el disgusto del jefe del Ejecutivo, sino también de los diputados locales, a quienes incluso “regañó” en su informe de gobierno por no dar celeridad al juicio contra su antecesor.
Recientemente también defendió a su escolta personal María Yahaira Jiménez, quien protagonizó un accidente vehicular presuntamente en estado de ebriedad, además de que habría perdido su arma de cargo.
Y recrudeció sus diferencias con los regidores luego de que estos rechazaran su plan de prevención al delito por carecer de estadísticas que indiquen que colonias y lugares de la isla tienen más incidencia en delitos.
Por encima de las diferencias políticas está el beneficio de la población isleña y eso Perla Tun parece que ya lo olvidó.
