Una versión publicada en la primera plana de The New York Times apunta hacia la indisposición de la casa presidencial a la crítica y da referencia de roces o distanciamientos explícitos en las élites mexicanas.
En mayo del presente año, durante una reunión con los principales empresarios del país, Enrique Peña Nieto habría dicho a Claudio X. González Laporte (uno de los hombres más ricos del país, máximo directivo durante décadas de Kimberly-Clark en México, siempre cercano a Carlos Salinas de Gortari): “Tu hijo debería dejar de ser tan crítico con el gobierno”. Enseguida, habría dicho el actual ocupante de la silla presidencial mexicana: “La sociedad civil no debe pasar tanto tiempo hablando de corrupción” (el vocero presidencial, Eduardo Sánchez, desmintió la versión del diario neoyorquino y reprochó que éste no reprodujera la versión oficial de las palabras de Peña, que se le habría entregado a un reportero de dicho periódico).
El hijo del empresario es Claudio X. González Guajardo, quien ha dedicado largos años de su vida a promover organizaciones como Mexicanos Primero y, actualmente, Mexicanos contra la corrupción. Con la primera firma (cuyo lema es “Solo la educación de calidad cambia a México”) ha apoyado la reforma educativa del gobierno peñista, a tal grado que se le ha considerado de manera constante como un aliado de dicho gobierno y una especie de vocero de los intereses de Televisa en esa materia.
Luego de diez años, González Guajardo dejó en abril de este año la presidencia de Mexicanos Primero (el sucesor es Alejandro Ramírez, director de Cinépolis) y se concentró en Mexicanos contra la corrupción, donde fueron contratados periodistas destacados (entre ellos, Salvador Camarena, Daniel Lizárraga y Raúl Olmos) y se han producido reportajes e investigaciones que, como se ve, han provocado molestias en Los Pinos.
Aparte de las aristas relacionadas con la preocupante presión del ocupante de la silla presidencial contra un empresario indudablemente adosado al poder político, para que frene las actividades de un hijo que supera el medio siglo de vida, y de las implicaciones que ello tenga en las relaciones entre grupos como el peñista y el salinista, el episodio permite asomarse al fenómeno de la creciente toma de las tribunas periodísticas tradicionales por parte de nuevas formas de trabajo periodístico, como Mexicanos contra la corrupción y, recientemente, en el caso de Odebrecht y Lozoya, Quinto Elemento Lab.
De pronto, la agenda periodística y política que de manera natural han buscado imponer los medios de comunicación tradicionales ha sido modelada por entidades nuevas, con financiamiento privado y objetivos no solamente periodísticos, las cuales producen material interesante que a su vez es reproducido casi de manera acrítica por medios tradicionales, que así trasladan eventuales enojos del poder hacia la fuente primigenia del reportaje o notas incómodas o, simplemente, suplen su falta de producción propia con aportaciones externas.
En este proceso es notable, en diferentes organizaciones y proyectos, cada vez más, la participación monetaria de Open Society, la organización del multimillonario George Soros, que financia en México, así sea parcialmente, algunas formas de investigación periodística e incluso la elaboración de una “agenda” de trabajo y organización de periodistas mexicanos.
En otro tema: los redactores de discursos hicieron a Peña Nieto pronunciar una frase rebuscada para decir, sin decir, que el crimen organizado está por encima de los gobiernos de este país: “hay que reconocer que el diseño institucional vigente de descentralización de las labores de seguridad ha sido rebasado por los desafíos del siglo 21”. Explicó que, mientras las organizaciones criminales han adoptado avances tecnológicos y se han vuelto sumamente complejas, muchas instituciones locales de seguridad no han evolucionado. Ah, pues sí.
Las palabras de Peña Nieto se produjeron durante una sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública y tienen como contexto los esfuerzos en busca de que sea aprobada la Ley de Seguridad Interior (para apaciguar inquietudes en ámbitos militares) y de que se sostenga el pase automático del priista Raúl Cervantes Andrade, de la actual Procuraduría General de la República a la nueva Fiscalía General de la Nación, donde el miembro del grupo de Peña Nieto se mantendría durante nueve años, “autónomo” de quien ocupara la Presidencia de la República en ese lapso.
Ricardo Monreal Ávila pronunció ayer un discurso en la explanada de las oficinas de la delegación Cuauhtémoc para alargar el momento de la toma de decisiones respecto a la encuesta oficial de Morena, en la que no se le determinó como ganador.
El exgobernador de Zacatecas dio un giro sustancial a la postura que había mantenido un día antes, en un maratón de declaraciones ante medios de comunicación. Negó que esté con un pie fuera de Morena, insistió en que desea seguir en este partido y se esmeró en mostrarse conciliador y elogioso respecto a Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, propuso que se repusiera la encuesta que dio como triunfadora a Claudia Sheinbaum, con ejercicios adjuntos, “espejo”, o que se realice una consulta a población abierta. En la misma reunión, informó que ha recibido invitaciones de cinco partidos para ser abanderado en la búsqueda del gobierno capitalino. Pero, añadió Monreal, él es de Morena.
El gran capital anuncia su voto. Jaime Reusche, analista soberano para México de Moody’s Investors Service, dijo ayer: “Habrá volatilidad muy intensa porque los mercados en Estados Unidos sí están muy preocupados por una victoria de López Obrador. Si es que gana, sabemos que habrá un choque brutal, pero será temporal y de corto plazo. Se va a disparar el peso, se van a tener que subir tasas de interés, habrá mucha volatilidad en los flujos, no sólo cambiarios, sino también de inversión y habrá algo de pánico inicial”. ¡Hasta mañana!