Defender la libertad de expresión es una lucha diaria, no basta con hacer pronunciamientos esporádicos ni de celebrar los días del periodista, el comunicólogo o el de la libertad de expresión.
Nos corresponde cuidar que día con día esta se respete, que a los periodistas y a la comunidad en general se les permita expresarse libremente y aún más importante garantizarles que no serán perseguidos por aquello que difundan.
La crítica o la denuncia son necesarias en un régimen democrático, permiten al pueblo formarse una opinión sobre lo que ocurre en la élite política y social y dan al gobierno la oportunidad de enderezar el rumbo y cambiar prácticas malsanas.
Pero el problema muchas veces es que el político no está acostumbrado a la crítica y la ve como un ataque hacia su persona o intereses. Cabe recordar que al ostentar un cargo público, el funcionario es blanco de la crítica en su actuación, siempre que esta sea debidamente documentada y no sea ofensiva o difamatoria.
Otros creen que callando al periodista callan la verdad. En la historia reciente de Quintana Roo hay varios casos de censura documentados, como el que ocurrió hace algunos meses cuando el diputado José Esquivel Vargas le reclamó a Benjamín Pat, reportero del periódico Novedades de Quintana Roo, la publicación de una información sobre los diputados que menos trabajan en esta legislatura.
“Conmigo no te metas”, fueron las palabras del representante legislativo de la zona maya, que ante las múltiples críticas tuvo que pedir una disculpa pública al periodista y desde ese entonces se le ha visto un poco más tolerante.
Otro caso es el de la secretaria de Educación, Marisol Alamilla, cuya falta de tacto se está volviendo una constante, quien criticó el discurso de uno de los participantes en el Parlamento Infantil. La funcionaria dijo que los padres y maestro del pequeño Ángel Jacinto Noh Tun tendrán que explicar los motivos de impulsar al menor a presentar un discurso con tintes políticos.
Aseguró que se regulará a los participantes y temas de las próximas ediciones de este evento, para que estos últimos sean de índole social y sobre los derechos de los niños, sin ahondar en temas como el expuesto por el joven participante.
Con actitudes como esta se le pretende inculcar al ciudadano desde niño que debe autocensurarse para que sus opiniones sean del agrado del político en turno. Grave actitud de una funcionaria, principalmente viniendo de la responsable de la educación de los niños y jóvenes.
Más recientemente conocimos el caso del reportero chetumaleño Omar Capistrán, quien tras criticar los resultados del director de Cultura del municipio, Jaime Arturo Álvarez Cervera, recibió por Facebook una amenaza.