Tras puerta cerrada el PRI nacional tiene preocupación porque las cuentas no ajustan.
Habiendo programado y difundido ufanos que “cuando mucho” estarían perdiendo 3 de las 12 gubernaturas en juego, las tendencias dicen que podrían perder 6 o más.
Eso está provocando que redefinan estrategias y prioridades. A los priistas locales les han hecho saber de diferentes maneras que el estado caribeño “no se puede perder; cueste lo que cueste”.
Vino Gerardo Fernández Noroña y con una lógica opositora básica dejó en el aire la propuesta de que las oposiciones se pongan de acuerdo para asegurar el cambio, aunque implique apoyar a un candidato postulado también por el PAN.
El mensaje es para que Morena deje de jugar el papel dispersor y se una a la candidatura de Carlos Joaquín.
Unos días después aparece en escena AMLO con un discurso diametralmente opuesto, su doctrinal “todos los demás son lo mismo” poniendo el énfasis de sus ataques precisamente contra Carlos Joaquín quien aventaja las posibilidades de sacar al PRI del gobierno. Son dos maneras muy distintas de entender la función opositora en una elección específica. Una de ellas muy interesada.
En las mismas oficinas nacionales del PRI se dice que podrían perder Zacatecas a manos precisamente de Morena. Y en su columna nacional de ayer Ciro Gómez Leyva perfila la posibilidad de que eso suceda ¡en Veracruz!.
Es entonces que candidaturas morenistas protopriistas, propaganda extrema, derroche de recursos y discurso divisor toman sentido en Quintana Roo. ¿Cuáles son los canjes a los que le está apostando Morena? El trabajo sucio suele ser más denigrante que la guerra igual y, al final, no necesariamente paga.
