En diciembre de 2014, los presidentes de Estados Unidos y Cuba, Barack Obama y Raúl Castro, respectivamente anunciaron el proceso de normalización de sus relaciones diplomáticas; en julio de 2015 sus embajadas fueron reabiertas en ambos territorios, lo que representó un paso histórico en el esfuerzo de ambas naciones para normalizar sus relaciones bilaterales.
En 1961 en el contexto de la Guerra Fría y bajo el mandato del presidente estadounidense Dwight Eisenhower se anunció el cierre de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, seguido por restricciones y el bloqueo económico.
La llegada a la Presidencia de Estados Unidos de Barack Obama, en enero de 2009, abrió expectativas para cierta distensión en las relaciones bilaterales Estados Unidos-Cuba, no sólo por las declaraciones del Mandatario de eliminar diversas restricciones en favor de los cubanos-americanos, sino por su voluntad expresada de alentar conversaciones con la dirigencia cubana en algunos temas. Lo cual quedó confirmado con la histórica visita de Obama a Cuba en marzo pasado. De esta manera, deja de manifiesto la consolidación de una nueva etapa de entendimiento entre ambos países que propicia la paz, la cooperación internacional, el diálogo y respeto entre naciones.
La normalización de relaciones entre ambas naciones anticipa un reordenamiento geopolítico mundial al que México debe estar atento en su calidad de actor mayor en la región y por su relación histórica con la isla. Cabe recordar que nuestro país es socio estratégico de estas dos naciones y este nuevo escenario internacional le permite abordar temas prioritarios en su agenda como la delimitación marítima en el Golfo de México, a fin de estar en posibilidades de la exploración y explotación de hidrocarburos y recursos en la zona.
En el mismo sentido, México y especialmente el Caribe, que es el caso de Quintana Roo están en posibilidad de posicionarse económicamente en Cuba en el sector turístico.
De esta manera se abre una ventana de oportunidad para que Quintana Roo, destino turístico más importante de México y del Caribe, sirva como referente y se vislumbre en un futuro cercano como el eje rector de esta importante actividad para la isla derivado de la infraestructura y capacidad que cuenta para sustentar la afluencia de turistas nacionales e internacionales.
Sin lugar a dudas, este nuevo escenario genera un ambiente propicio para que inversionistas cubanos aprovechen las oportunidades que ofrece la normalización de las relaciones con Estados Unidos y deriven en beneficios directos para nuestro estado.