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septiembre 21, 2024

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Odio con olor a pan

No cabe duda que en Mexico y Quintana Roo se siguen dando cambios al cómo vivir y percibir la sexualidad que desde las conferencias del El Cairo y Beijing legitimaron la construcción de la sexualidad como un derecho, promoviendo su reflexión bajo argumentos científicos, con perspectiva de género y en el marco de los derechos humanos.

No cabe duda que en Mexico y Quintana Roo se siguen dando cambios al cómo vivir y percibir la sexualidad que desde las conferencias del El Cairo y Beijing legitimaron la construcción de la sexualidad como un derecho, promoviendo su reflexión bajo argumentos científicos, con perspectiva de género y en el marco de los derechos humanos.

Ante estas vicisitudes, la iglesia y la nueva derecha junto al conservadurismo de este país que amenaza con regresar, marcharon el sábado en 18 ciudades con una misma expresión unívoca de violencia social ante una diversidad sexual y sus conflictos, al no poder asumir públicamente las nuevas orientaciones sexuales diferentes a la heterosexualidad, sus avatares en las redes sociales, las posiciones ideológicas y políticas partidistas que ya no solo hoy defienden a la familia tradicional.

Sin saber a qué familias se referían, simpatizantes de iglesias y uno que otro ignorante tomaron las calles impidiendo el reconocimiento social de la homosexualidad con discursos y contenidos discriminatorios y de homofobia, que negaban la sexualidad como un derecho. 

Quienes vivimos una sexualidad en forma distinta a la “heteronormatividad”, nos enfrentamos a diario a la transgresión y desafío a los mandatos sociales de la familia y a las Iglesias, al ser nuestra expresión reprobada, censurada y violentada por aquellos individuos que la conciben como una desviación o una enfermedad, y que con diversos actos a diario, pretenden que se continúen negando y anulando derechos que limitan las oportunidades y atentan sin respeto a la dignidad humana, desde burlas hasta odios irracionales que matan y que AYER fueron re-sembrados en miles de mexicanos a quienes la Iglesia y sus Pastores les reforzaron la permisibilidad para hacerlo.

La diversidad sexual de Quintana Roo representada por un grupo de jóvenes que por no haber sido pequeño y si grande por su osadía, confrontaron con su participación en esta marcha, a la intolerancia y la sinrazón defendiendo sus derechos humanos y sus libertades como una nueva expresión joven GAY, que seguro continuará tomando las calles, las tribunas y los espacios legislativos, para  exigir el reconocimiento a sus derechos, el vivir su sexualidad libre de violencia y decidir con quién compartir su vida y manifestar sus afectos públicamente.

Si bien el sábado se confrontaron dos actores, cada uno por sus ideales, fueron por un lado el de “estos” jóvenes organizados Mexgay que impidieron el repudió hacia una sexualidad que violenta derechos y limita la libre autodeterminación de las ideas como hombres y mujeres, y el “otro” que actuó bajo la complicidad silenciosa de las instituciones del estado al habérsele permitido violar el estado laico de Quintana Roo.

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