El velo de la incertidumbre en que se mantienen muchos medios de comunicación desde el triunfo de Carlos Joaquín en la gubernatura, dibuja el esbozo de lo que tal vez pudiera entenderse como la fijación de las nuevas reglas que habrán de operar en la relación prensa-gobierno, en la que si bien se descartan represalias y coacciones, exige en contraparte un pacto de respeto mutuo y la búsqueda de la corrección de errores. Que ya cada quien sabrá cuáles y cuántos cometió, y qué tan graves éstos fueron.
Diciéndose convencido de que la libertad de expresión es sinónimo de lo que llamó una democracia saludable y de que ésta permite la crítica que retroalimenta, Carlos Joaquín mandó un mensaje claro ayer en este sentido: “Creo en el ejercicio de la política que hace avanzar a las sociedades, pero con argumentos y razones que nos permitan ponernos de acuerdo a quienes no pensamos igual”.
Al tomar la protesta a la directiva de la Delegación Quintana Roo de la Asociación Nacional de Locutores, un evento que marcó un primer acercamiento con representantes de los medios de comunicación que se han mantenido los últimos meses a la expectativa de cuáles serán las nuevas reglas del juego en su administración, el gobernador acalló rumores y disipó temores.
“Durante mi gobierno la libertad de prensa no será objeto de represalias ni de coacciones, y ustedes serán mis mejores jueces”, manifestó ante los integrantes de la ANL.
Dijo ser un hombre de convicciones democráticas, que cree en el ejercicio de la política que hace avanzar a las sociedades, la que construye consensos, la que ensancha libertades, pero dejando claro que será con argumentos y razones como se podrán poner de acuerdo los que tengan maneras diferentes de pensar.
La crítica será aceptable y no más sujeta de censura intolerante o silenciada bajo inescrupulosas complicidades, pero de ahora en adelante los medios, dejó entrever el gobernador, tendrán que trabajar más en el sustento sólido y con bases de todo aquello que le quieran criticar a él o a su gobierno. La guerra sucia mediática, que lo mismo salpicó campañas que prestigios empresariales y personales, ha quedado atrás.
“Por ello, hay que trabajar día a día para fortalecer nuestra vida democrática. Y por eso quiero establecer un trato digno y respetuoso con cada uno desde su trinchera, con los medios de comunicación que informan y mantienen vinculada a la sociedad, buscando ser promotores de la libertad de expresión pues estamos convencidos de que ella permite la crítica que retroalimenta”, agregó Carlos Joaquín.
Y fue más allá al pluralizar el mensaje, deslizando la reciprocidad que espera de la contraparte: “Tenemos que estar convencidos que la libertad de expresión y difusión es un indicador importantísimo en una democracia saludable, ya que cuando se avanza en el respeto y vigencia plena de las libertades, la democracia se fortalece. Nadie está obligado a no cometer errores, pero sí a buscar cómo corregirlos y esto sólo es posible en una sociedad democrática, madura, confiable, solidaria e incluyente”.
Lectores entre líneas, a sacar sus propias conclusiones.
