Lamentablemente y de nueva cuenta el tema de periodistas está en boga, no en razón de los logros en la materia, sino por las amenazas y agravios constantes en contra de quienes ejercen esta digna profesión.
Las muertes de Javier Valdez (Sinaloa), Sonia Córdova y Jonathan Rodríguez (Jalisco), hace tan solo unos días, cimbró al gremio periodístico, la sociedad mexicana y por supuesto, puso en la mira a nuestro país ante organizaciones internacionales de derechos humanos, condenando tales actos, además de instar para que no queden impunes los crímenes en contra de periodistas y defensores de derechos humanos.
El panorama general no es menor; de acuerdo a la CNDH, desde el año 2000 hasta el 2016 han ocurrido 109 homicidios de periodistas; 20 periodistas han desaparecido desde el año 2005; han ocurrido 48 atentados a medios de comunicación desde 2006 y desde el 1 de enero de 2010 se han recibido 515 quejas por agravios a periodistas.
Dos son las principales fuentes de agresiones a este gremio: el crimen organizado y el abuso de autoridad con el fin de silenciar las voces de quienes denuncian los delitos, las mafias y la corrupción que impera en el país.
De tal modo que para hacerle frente a esta situación, se requiere de una respuesta muy profunda. La violencia contra el periodismo es un signo de que nuestro sistema se está viendo rebasado, y no, no podemos culpar solo al gobierno de la situación. También en nuestras manos está el poder de cambiar las cosas.
Es momento de salir en defensa de quienes ejercen una profesión que desgraciadamente, por solo hacer su labor, están en riesgo. Cada quien deberá reflexionar sobre cómo abonar en esta misión. Así quienes somos servidores públicos deberemos reflexionar sobre nuestro papel ante este negro periodo de nuestra historia. Sí, hablando derecho, aceptar las críticas es difícil pero jamás deben ser censurados y por el contrario servir de guía para nuestra actuación, porque nuestra misión es cumplir con las exigencias ciudadanas. Es tiempo, así lo exigen las circunstancias. Ni una más, ni uno menos.