En la actualidad no existe un modelo de financiamiento a los partidos políticos que sea perfecto o exportable porque cada país tiene su propia historia. Mucho se ha escrito y hablado sobre los montos de recursos públicos que reciben los distintos partidos políticos, sobre todo cuando es año electoral, en que las partidas presupuestales se ven incrementadas.
Este año se han destinado más de 200 millones de dólares al financiamiento público de los institutos políticos, que podrían aumentar con la elección del Constituyente de la Ciudad de México. Este año las prerrogativas de financiamiento público que otorga el INE a los partidos políticos superan los 4 mil millones de pesos.
Se tira ,se derrocha el dinero público que disfruta una clase política comprometida solo con sus propios intereses, la inversión que hacen los particulares en las campañas ,para después cobrar al 10 por uno, en contratos ,compras y demás es de escándalo, del dinero sucio.
De por sí, existe ya un hartazgo social, hacia las dirigencias de los partidos políticos, que viven como reyes a costa del erario público, gracias a las millonarias cantidades que reciben todos los años; Ese gran descontento ciudadano con la clase política es porque todos los partidos subsisten gracias al presupuesto que se les otorga de los recursos públicos, cuando en la mayoría de las democracias avanzadas los institutos políticos operan exclusivamente con financiamiento privado. Es bien sabido de que a pesar de que los partidos tienen un plan de trabajo avalado por el INE a nivel federal y el OPLE a nivel estatal, a fin de justificar su gasto operativo o de campañas políticas, muchos de estos recursos se asignan y se gastan discrecionalmente.