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noviembre 24, 2024

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Nada personal

En un evento realizado ayer por la mañana en Cancún, más de dos personas se acercaron para decirme, entre reclamo y broma: “Qué fuerte le has pegado al PRI”.

Rafa Martínez Cristo

En un evento realizado ayer por la mañana en Cancún, más de dos personas se acercaron para decirme, entre reclamo y broma: “Qué fuerte le has pegado al PRI”.

Y la respuesta de botepronto fue: “Yo no le he pegado ninguna vez, son ellos los que solitos se han metido el pie para tropezar incesantemente y durante años”.

Es verdad. No hay absolutamente nada personal ni nada en contra ni a favor de ese partido político.

Es sólo que sus fallas más recientes, (o por lo menos lo que he considerado así) las he tratado de reproducir y emitir una opinión al respecto, con la cual podrán estar de acuerdo o no.

Lo cierto es que este problema radica en que se habían malacostumbrado a no recibir críticas y sólo sentir los aplausos, a ser adulados por lo que están obligados a hacer y a esconder bajo el tapete todos sus hierros, mismos hierros que los llevaron a perder el pasado 5 de junio.

No es nada personal, sino que hoy es el tema, pues se trata de un partido que había mantenido total hegemonía en Quintana Roo y ahora pierde la gubernatura por primera vez, lo cual arroja una serie de aristas que deben ser analizadas.

Se trata de una crítica, no sé si constructiva o no, pero de ninguna manera destructiva. Más bien, su mal radica en que a los nuevos priistas no les gusta verse en el espejo, ni soportan que les señalen sus defectos.

El hecho es que es un partido político, un ente público que existe gracias a los impuestos que paga la sociedad, y que por lo tanto debe arrojar algún beneficio, como impulsar la democracia, la transparencia, privilegiar el diálogo y la política de altura.

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¿O no?

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