En su desesperación por conseguir posiciones de mayor representatividad, amén de que de alguna manera tienen que demostrar que están luchando, los líderes parlamentarios del PRI y Partido Verde en el Congreso, Raymundo King y José de la Peña, se pusieron las rodilleras y sacaron tímidamente la bandera blanca.
Relegados en la XV Legislatura de todas las Comisiones de importancia, los diputados encabezaron una conferencia de prensa donde tras anunciar que impugnarán la elección de las Comisiones por considerarlas “violatorias” al proceso, deslizaron, así como andan de “accesibles” tras la paliza del lunes, que están dispuestos –ahora sí– a trabajar coordinadamente con el Gobierno de Carlos Joaquín.
Triste papel deestas dos figuras que se suponían de peso y nivel al interior de la alianza PRI-Verde, que vio sucumbir su avasallante poderío ante la voluntad de la mayoría quintanarroense y la valiente decisión de un grupo de legisladores coaligados que decidieron cumplir su deber antes de solapar la reinstalación de otra pandilla servil al Ejecutivo y traicionera a Quintana Roo.
Con tal de ser reconsiderados como auténticas fuerzas políticas en la actual Legislatura encabezada ahora por el PAN y el PRD, King y De la Peña ofrecieron: 1.- Abonar a la gobernabilidad en favor del pueblo y la paz social. 2.- Dejar de caer en provocaciones y luchas estériles. 3.- Evitar críticas sin bases ni argumentos. 4.- Trabajar coordinadamente con el Gobierno estatal electo.
Y si bien están en su derecho de impugnar lo que llaman “violación flagrante” en la distribución de las Comisiones, la pregunta que nos salta es: ¿Qué no acaso no están obligados a cumplir todos esos puntos como representantes populares emanados de una elección constitucional, sin necesidad de canjearlas por posiciones?
Porque justifican en su defensa que ellos y los otros 9 diputados priistas y verdes que conforman su bancada (dos del Panal les dieron la espalda, uno del PRI les renunció y otro se les enfermó) son producto de la voluntad y confianza de 190 mil quintanarroenses. Y tienen razón, pero de igual forma la tienen los otros 14 legisladores que forman la nueva mayoría, los cuales también fueron electos.
Aunque en honor a la verdad, una vez más miente Raymundo King, pues se cuelga medallas que no se ganó en el campo de batalla. Hay que recordarle –porque parece de corta memoria– que a él nadie lo eligió, ni nadie votó por él. Si llegó al Congreso, fue únicamente porque le regalaron una plurinominal para cumplir con las innobles tareas que ya sabemos.
En vez de llorar y dar pena, mejor sería que estos diputados vayan tomando sus primeras lecciones de cómo aprender a ser oposición sin perder la dignidad.
