Suegras, cuñadas y comadres, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública, el pasado mes de enero se reportaron mil 938 homicidios dolosos, cifra que se ubica sólo por debajo de septiembre de 2016, con mil 982.
De esta manera, al cumplir 50 meses como flamante presidente Enrique Peña Nieto, se consumaron 75 mil 525 homicidios dolosos, cifra que a muchos no llamará la atención, pero que en realidad pone la carne de gallina.
Y más aún si hoy se sabe que al alrededor del 55 por ciento de los homicidios en México son ejecuciones consumadas por el crimen organizado, por bandas que por lo general se pelean las plazas para vender droga e imponer su ley en el cobro por derecho de piso a diversas negociaciones.
Mucho se puede decir y analizar sobre este tema que desde hace años tiene pegados a los mexicanos contra la pared, pero lo cierto es que en México no existe una estrategia real para combatir al hampa, más allá de la captura de seudos narcotraficantes, y eso porque Estados Unidos así lo ordena.
De esta manera, los países vecinos se ponen “a mano”, ya que mientras México le vende a diario carretadas de droga, los gabachos comercian armas.
Por esto es que esta compra-venta clandestina, ha fracturado al país. Hoy cualquier hijo de vecina está armado hasta por los dientes, ya no resulta tan difícil conseguir un arma de fuego y la prueba está en los mismos números, párrafos arriba.
Es urgente que los órganos legislativos tomen el caso de las armas y modifiquen la ley para ejercer mayor rigor contra todo aquel que porte una o de lo contrario se le saldrá de las manos al gobierno y pronto se verá obligado a cambiar la norma para ser más permisivo, como lo es en Estados Unidos.