SERGIO SALAZAR
@archangel_xxi
f Faro Digital
Víctimas y Guerreros
Mucho se ha escrito acerca de los intrincados recovecos de la mente, la evolución, el cerebro reptiliano, y sigue todo siendo un misterio.
¿Qué es lo que hace que una persona caiga y se convierta en una víctima del mundo? De ese que conspira contra ella y le pone cualquier cantidad de obstáculos para, quizá por un perverso afán, divertirse con su desgracia.
Basta para que alguien con estas características sufra de algún mal paso o sienta algún síntoma para empezar a quejarse de todo y todos, maldecir su suerte, elevar los ojos al cielo y empezar a quejarse ante su ser supremo “¿por qué a mí?”.
Muy al contrario, existe otra raza distinta de terrícolas, una de guerreros que caen, voltean a ver si alguien los vio, suspiran complacidos para incorporarse mediante un obligatorio “¡augh!”; se quitan el polvo y siguen su camino, como si nada. Sin preocuparse por pequeñeces, la tierra o las heridas, enfocados en lo que sigue. Regalando una sonrisa a todo aquello que no puede ser controlado, o que no sale como uno lo planea.
¿Por qué la inmensa diferencia?, bueno, por la educación. Y es que muchos padres, intentando ser “los mejores del mundo”, evitan los problemas a sus hijos “para hacerles mejor la vida”, quitándoles la oportunidad de prepararse para lo que viene más adelante.
¿Cuál es la misión de los padres si no entrenar a sus hijos? No les permiten gatear porque el piso contiene gérmenes, esos que al mismo tiempo les crean anticuerpos para después poder combatir enfermedades.
En lugar de guerreros están criando una nueva raza de cristal, que por religión esperan siempre lo peor, y muchas veces se les concede…
¿Y hoy que seremos, víctimas o guerreros?
