SERGIO SALAZAR
@archangel_xxi
Faro Digital
Trabajadores miserables
Entendiéndose que nadie nace sabiendo, todo ser humano debe pasar por un proceso intenso y largo de preparación para encarar la vida. Es un hecho innegable. En dicha preparación, mediante dulces y amargas lecciones, se van forjando los valores que cimentarán nuestro ser adulto, el yo que alguna vez proyectamos ser. Pero a veces, mal guiados por nuestros padres, pretendemos continuar lo que ellos dejaron a medias, inculcándonos sus gustos y marcándonos sus frustraciones, las que aún no hemos experimentado pero ya nos calaron hasta el tuétano.
Somos la suma de nuestras decisiones, de eso es de lo que se trata la vida: de elecciones. Si somos indecisos, luego entonces tendremos una vida tiznada de sueños frustrados. Y así, marchitados por objetivos mal direccionados, terminamos en trabajos que odiamos.
Quiero aclarar que esta disertación no tiene nada que ver conmigo. Gracias a mis elecciones, me dedico a lo que más me gusta (que sea legal y decente). No, esto va para las legiones de personas que, primero, tienen un trabajo pero lo realizan como si se odiaran a sí mismos y a la gente a la que tienen que servir. Tal parece que para ser empleado de alguna dependencia de gobierno hay que ser majadero, jetón y malaleche.
Si usted tiene un trabajo, aprécielo, hay mucha gente que no lo tiene; y si no lo hace feliz, búsquese otro, uno que verdaderamente le deje satisfecho. Después de todo, es su elección.
Un tip de oro: antes de renunciar asegúrese otro empleo, por favor.
Un secreto: no tiene que esperar a que sea lunes para empezar a mejorar su futuro…
