Los próximos meses, la Presidencia de la República y las secretarías de Estado, derrocharán una cantidad de recursos desproporcionada y nunca antes vista, tanto en la prensa impresa y digital, así como en los noticieros de radio y televisión; en el Facebook y en el Twitter, los comerciales cuidados, los ataques arteros de terceros, la censura maquillada, toda la maquinaria ya se ha echado a andar. Algunos periódicos tienen meses haciendo sus pininos, ensayando los jabs y midiendo las distancias, algunos conductores de la pantalla chica se han convertido incluso en coestelares de Enrique Ochoa y también en redes sociales. Las mal afamadas encuestas también esperan su turno.
Después de los terremotos, el tablero político se ha reconfigurado y si algo habrá que reconocerles a los viejos lobos de mar priistas, es su habilidad para aprovechar las coyunturas, así como sus estrategias, que algunos podrían bautizar como “napoleónicas”, aunque otros las conocen como marrulleras, pero que regularmente les han funcionado por su voto duro, por su voto clientelar, por la pobreza, por la ignorancia, por la corta memoria, por los traidores y los sumisos y por la prensa comprada además de la callada o desaparecida.
Con base en eso, el PRI de Peña Nieto, que no de Ochoa Reza, aunque lo tenga de merolico y tuiteando como si le hiciera competencia a Trump, ha planteado una clara estrategia:
Procurar la mayor fragmentación posible de la oposición, con la inclusión del mayor número de candidatos independientes, hasta el momento van 36 los que han manifestado ante el INE su formal intención, así como comprar voluntades dentro de las estructuras, nacionales y estatales, además de legisladores, locales y federales, de los partidos de oposición, leyó usted bien, el PRI, y no es el único, compra voluntades, fuego amigo y votos corporativos.
La carrera por la Presidencia, aún sin candidatos oficiales, comenzó antes de que terminaran los tres días de luto decretados, todo indica que será una contienda de mucho cálculo y alto nivel de descalificaciones.
El presidente EPN ha dejado de dormir, la macabra idea de perder de nuevo el poder lo mantiene despierto y a la expectativa.
