De plano no da una este gobierno municipal encabezado (al menos en el papel) por Paul Carrillo de Cáceres.
Y es que una semana después de iniciado el período vacacional más importante para el turismo nacional, e incluso para la gente local, el alcalde decide convocar a una reunión a los jefes de la policía, con el objeto de delinear un operativo de protección y vigilancia.
Ahora entendemos por qué la lentitud de los efectivos de la policía.
Si el mero jefe de la corporación, que se supone es el presidente municipal, reacciona una semana después y prepara un plan que debió estar listo al menos 15 días antes del período vacacional, pues que nadie se extrañe que los agentes den respuesta a un llamado de auxilio minutos, horas o hasta días más tarde.
Pero eso no es todo, ni es lo peor, pues la tardanza del propio Paul Carrillo o de los agentes se convierten en hechos ilícitos, en actos impunes y en una mayor incidencia delictiva en la ciudad.
Por eso es que durante este trienio, los reportes de la policía son cada vez más violentos, son cada vez más frecuentes y son cada vez menos castigados. Aquí los homicidios, los asaltos y los problemas de la cárcel se dan un día sí y al otro también.
Y a pesar de ello, el comunicado oficial señala que los jefes policíacos se comprometen a actuar “a partir de la próxima semana”, cuando el período vacacional inició el pasado 15 de julio.
Lo mejor sería que Remberto Estrada vaya tomando sus precauciones y agilice la entrega-recepción, no vaya a ser que Paul Carrillo tome sus pachorrudos tiempos y se concrete esta transición hasta 2017.
¡No, por el amor de Dios. Cancún no lo soportaría!