En todos los lugares del mundo, los niños y niñas gays, lesbianas, bisexuales y transexuales o aquellos que aparentemente tienen una orientación sexual o identidad de género diferente a la norma, acostumbran a sufrir discriminación, intimidación, acoso o violencia, al ser no solo las actitudes de sus padres el origen de su aceptación por igual, sino el nulo respeto de las instituciones hacia todos ellos.
Tanto la Convención sobre los Derechos del Niño como la Declaración Universal de Derechos Humanos establecen que los derechos humanos son universales y nadie, sea niño o adulto, debe sufrir abusos, discriminación, explotación, marginalización o violencia de ningún tipo y por ningún motivo, incluidas la orientación sexual y la identidad de género real o aparente y que tampoco ninguno de ellos debe verse privado de sus derechos humanos, libertades y oportunidades básicas universales.
A pesar de los avances de la democracia, la falta de respeto por los derechos de los niños y niñas LGBT continua manifestándose de varios modos, desde un aislamiento en las escuelas, en su casa o en su comunidad que los margina, hasta una exclusión de las instituciones al negárseles servicios esenciales de educación y de salud, incluso un abandono que los coloca a vivir por parte de sus familias y su comunidad enfrentando solos el bullying homofóbico de sus amigos, la intimidación de la autoridad como las extorciones de las policías, al grado en ocasiones de tener que experimentar y soportar estadios de violencia física y sexual de parte de todos ellos, incluso la violencia “reparativa” por parte de sus familias y maestros, como una práctica curativa ante su equívoca orientación sexual o identidad de género que les aseguran tienen mal y por las que se irán condenados a vivirlas en el infierno, sin percibir que su estupidez inconsciente o consiente les causara terrible daños a lo largo de su infancia hasta ser adultos, desencadenándo consecuencias graves para toda su vida.
No olvidemos mi estimado lector que la orientación sexual, la identidad de género y la intersexualidad aunque suelen estar relacionadas, no refieren lo mismo, ya que al presentar cada uno de ellas retos diferentes, se vuelven conceptos distintos en la respuesta, planteando cuestiones comunes en donde a cada una de ellas le deberá corresponder la protección de la infancia, la adolescencia y la de sus progenitores.
Y si ayer se celebró en toda la geografía del estado el día del niño y de la niña independientemente de su orientación sexual o identidad de género, es tiempo mis estimados seguidores que a partir de hoy comencemos a reconocer que todos ellos tienen derecho a gozar una infancia segura, saludable y sin discriminación como sujetos sustantivos de derechos que son y no solo como pasivos protectores de los mismos que los vuelven mensos y torpes.