La actividad que la policía de Estados Unidos está teniendo en estas fechas, es muy fuerte, al buscar migrantes que se encuentran en la lista negra; es decir, aquéllos que han transgredido la ley de una u otra forma y que, no se les había aplicado el castigo correspondiente.
Vivir el sueño americano implica no solo ganar dólares por hora y poder mandar remesas a la familia, no significa solo poder tener una calidad de vida más elevada: vivienda digna, aparatos electrodomésticos que hagan la vida fácil, un coche a la puerta, más posibilidades de educación; no es vivir en ciudades más urbanizadas, disponer espacios y holganza.
Vivir el sueño americano implica, cumplir con las leyes y normas del país y del estado donde se haya podido acomodar a vivir; lo cual también marca la diferencia para los que se van, ya que necesitan cumplir de manera más estricta y ser más cuidadosos en sus quehaceres diarios. La justicia americana puede de repente ser flexible, como en cualquier sitio del mundo pero en el expediente queda el rastro de quien haya cometido algún ilícito.
Los migrantes que están siendo regresados a México y otros países de América Latina, son, preferentemente, aquéllos que en su expediente se tiene registro de algún mal comportamiento que adicionado a su ilegalidad en el país, resultan ser el blanco perfecto para poder regresarles a sus orígenes.
Complicado entonces resulta el panorama ya que muchos de ellos, llevaban ya años radicando en ese país y entonces uno se tiene que cuestionar: ¿Por qué vivían en la ilegalidad? ¿Por qué tardaron tanto tiempo en tramitar sus papeles y mantenerse bajo la normatividad de la justicia?
