La libertad de expresión es un derecho humano y es un baluarte de la democracia. Sin embargo ante el creciente uso de las tecnologías, se ha observado una marcada tendencia en donde libertad de expresión, se enfrenta a esferas de otros derechos, como el derecho a la protección de datos personales, el honor, la vida privada y la no discriminación.
En este contexto, actualmente se desarrollan investigaciones filosóficas y jurídicas en torno al tema, de manera particular sobre los discursos de odio en internet. De acuerdo a la investigadora Valeria López Vela (2016) este concepto se refiere a la manifestación de asesinatos morales, hasta crímenes de odio; es decir siempre hieren, lastiman, humillan o quitan la vida, pues se sustentan bajo el principio de la violencia y de la falta de respeto a la dignidad de la persona ofendida.
López Vela distingue en este tenor dos posturas en las legislaciones mundiales: las permisivas para maximizar las oportunidades de expresión individual y regeneración cultural que busca enriquecimiento mediante el libre mercado de las ideas (v.g. Estados Unidos). Y las prohibitivas que refrenan los discursos de odio mediante sanciones que van desde reprimendas oficiales o privadas hasta acciones penales, para promover la igualdad y la no subordinación de las personas agredidas potenciales (v.g. Canadá, Francia, Alemania, etc.).(López, 2016)
Al respecto habría que anotar las dificultades sobre todo políticas para poner un freno a este tipo de acciones, especialmente porque en una sociedad donde su gobierno no tiene la legitimidad suficiente en términos de percepción, el riesgo es que se puedan caer en prácticas que puedan censurar la libertad de expresión.
No obstante también tendríamos que señalar la falta de cultura democrática, de legalidad y de derechos humanos, para poder entender que si bien los seres humanos somos sujetos de derecho, muchas veces no se tiene conciencia sobre las obligaciones que tenemos sobre el goce y ejercicio de dichos derechos para evitar afectaciones a la esfera de derechos del “otro”.
EL riesgo latente es que el uso inadecuado del uso de las redes sociales conlleven a la organización colectiva para hacer justicia por su propia mano, o bien para alentar acciones radicalmente discriminatorias contraviniendo la cultura de la legalidad.
Ante esta perspectiva es necesario comprender que los derechos, como la libertad de expresión, no siempre son absolutos y que ante todo, debe prevalecer el respeto a la dignidad de las personas en aras de construir una ciudadanía en paz y justa.