En Quintana Roo, específicamente en Chetumal, capital del Estado, día a día se dan hechos que, como dice la misma ciudadanía “nunca habían pasado”. Uno de ellos fue la pérdida de la capital del estado en manos de la oposición y, este lunes, la toma del Congreso local por parte de decenas de chetumaleños.
Y es que desde temprana hora se comentó que en el Congreso local se pretende aprobar reformas y hacer nombramientos que protegerían al gobierno saliente, por ejemplo, se habla de nombrar a tres magistrados del Poder Judicial entre estos dos numerarios.
Modificar el Código Penal que permita aminorar penas de la administración pública, más deuda para el municipio de Solidaridad, con lo cual la deuda de ese municipio sería de más de tres mil millones de pesos.
Otra de las acciones del Congreso saliente será el nombramiento del nuevo Auditor Superior del estado, el cual es el encargado de fiscalizar las cuentas públicas de los gobiernos salientes, además de cambiar la figura de Procurador del estado a Fiscal.
Desde las 5 de la tarde los ciudadanos llegaron al Congreso local, donde se tomaron con sendas vallas para que no pudieran accesar, para impedir las reformas.
Finalmente y cono se encontraron con las puertas de acceso al Congreso cerradas, las rompieron para poder entrar y llegar hasta la sala de sesiones. Ahí con pancartas pidieron la no aprobación de los puntos ya mencionados.
Finalmente los diputados se limitaron a aprobar el nombramiento de los integrantes de la Mesa Directiva del Congreso local.
Los ciudadanos acamparían en las afueras para estar presentes en la sesión programada para este martes al medio día.
Otra noticia que cayó como bomba para los priístas, es la renuncia de su dirigente nacional, Manlio Fabio Beltrones, quien a dos semanas de la elecciones en la que perdió siete gubernaturas y decenas de presidencias municipales, deja el cargo.
La renuncia se dio en sesión de la Comisión Política permanente del PRI, donde se haría una evaluación del resultado de las elecciones, ahí dijo ser congruente con el compromiso adquirido, de ahí que dejaba la dirigencia de ese organismo político.
Y es que el panorama para los priistas no es nada halagador y, en Quintana Roo, se enfrentan a seis años en los cuales no serán gobierno, no tendrán mayoría calificada en el Congreso local, y tampoco cuentan con el respeto de los ciudadanos que se lanzan a las calles y toman el poder legislativo para evitar se aprueben reformas que consideran les perjudicarán.
