Cancún ha albergado a poco más de seis mil representantes de 189 países, con la finalidad de participar en la 5ta. Plataforma Global para la Reducción de Riesgos de Desastres; un espacio donde se puedan llegar a establecer las mejores logísticas de prevención en pérdidas humanas y materiales.
Si bien es cierto que la Madre Naturaleza no avisa cuando hace uso de su magnificencia en detrimento de los humanos: tsunamis, terremotos, deslaves, inundaciones, incendios, tornados y más, los adelantos tecnológicos permiten alertar con cierto margen de tiempo para las zonas en peligro muchas veces.
Los desastres naturales hoy en día tendrían que cambiar su denominación por desastres natu-antrópico, ya que las actividades de la humanidad han resultado ser eminentemente peligrosas para el equilibrio de la biósfera; las condiciones del cambio climático que se vive presentan variantes que provocan desastres con características disímiles a los de hace poco más de cien años.
Lo interesante de todo esto, es que los humanos tenemos la facultad de desdeñar fácilmente las situaciones de prevención y contingencia, ya que como especie astuta, podemos presentar adaptaciones en nuestro sistema que provocan leves malestares sin perder la vida misma.
Por más que los gobiernos se preocupen por hacer campañas para cuidar de nuestro espacio y con ello evitar desastres mayores, jamás consideraremos que estamos haciendo mal mientras la vida de un familiar o la propia no se haya perdido a consecuencia de un desastre natu-antrópico.
Adelante con la emisión de gases, ensayos de bombas atómicas y todo aquello que acelere los desastres pues parece que a nadie le importa.
