Referirse al desastre en qué recibió el Estado sería, a estas alturas de la historia, un lugar más que común. Una reiteración que, no importa cuánto digas, no habrá de contener realidades tan escalofriantes como irreversibles, al menos en el plazo inmediato.
Por eso, quiero imaginar, Carlos Joaquín no dirá que el ochenta por ciento de los policías estatales debieron haber reprobado el examen de confianza, que no están capacitados, que ni siquiera físicamente pueden correr para detener a alguien. ¿Explicación del tema de inseguridad? No, ni siquiera, porque es mucho más complejo.
Un número pequeño de policías para proteger a los quintanarroenses, se vuelve todavía más reducido cuando sumamos el número de visitantes que son población flotante constante.
Quedan muy pocos.
Y estos no están preparados.
Cuando se vio, en los tiempos del general Bibiano Villa, que los policías no iban a pasar el examen de confianza, obligado por la federación, y que debían pagarse muchas, en verdad muchas indemnizaciones, se tomó la decisión… cupular obvio, de que se cambiase el examen.
O sea, literalmente se les regaló la multicitada prueba de confianza y aptitudes, dejando que aprobaran hasta los diabéticos, medio ciegos o con más de 100 kilos de peso. Por eso ni podemos ni debemos confiar en nuestra policía. Mejor, deben haber pensado entonces, gastarse el dinero en otros temas.
Esto en cuanto a la policía preventiva, es decir la que depende de la SSP. Luego tenemos, tampoco creo que lo diga el gobernador, unos cuantos, muy pocos policías investigadores en la Fiscalía… ¿Y qué quiere decir investigadores? Mejor ni seguirle por ahí…
Lo más grave, de esta ausencia de elementos, de policías calificados, viene cuando nos referimos a las policías municipales. Sería una gozada que el gobernador Joaquín González dijese que para algunos presidentes municipales, como la de Carrillo Puerto, el de Isla Mujeres o el de Benito Juárez, esto del mando sobre la policía municipal es un botín. Equivale a tener un cuerpo de guardias personales que obedecen a sus intereses.
¿Qué tendría que decir, imaginemos que no hace daño, de que los policías más corruptos, protectores de criminales hasta decir basta, como son los municipales de Cancún, hayan recibido un aumento de sueldo? O del nombramiento de Miguel Marchan, que jamás podría pasar un examen de confianza, que es reconocido por su problema de alcoholismo, como jefe de la policía en Carrillo Puerto.
Eso si hablamos del pasado, que también es presente. Digamos que inevitablemente se extiende hasta el presente.
Otro tema que, seguramente, no tocará el gobernador Carlos Joaquín en su Primer Informe se llama Félix González Canto… O, si se prefiere, cómo no entiende que no entiende… ¿Qué pasaría si en su asiento preferente, primera fila de exgobernadores, Félix escuchase su nombre con alguna frase como “ya deja de meterte” o algo así de sutil?
Parte de lo que no dirá Carlos Joaquín en su Primer Informe de Gobierno…
Por cierto, cómo creen que alguien puede asistir a un acto de este tipo, protocolario, multitudinario, si con la invitación advierten que no hay lugares asignados… Imposible ejercicio en Quintana Roo…
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