La violencia por definición es un acto de intimidación hacia el que se considere un adversario, puede ser expresado de forma verbal o por la fuerza física; el fin último es imponer un dominio y control sobre el oponente.
Las reacciones de violencia pueden gatillarse bajo cualquier circunstancia, no hay parámetros pues entran en juego varios factores que pueden combinarse y hacerla estallar. La expresión de la violencia entre los humanos y los animales debería de ser abismal sin embargo, como estableciera Aristóteles, el hombre es un animal racional.
Debemos desglosar “Animal racional” para comprender por qué muchas personas en el mundo, en nuestro país, en nuestra ciudad, en la sociedad y hasta en nuestra familia, tienden a ser violentos de manera natural. Todo animal es aquél que presenta la capacidad de movimiento y sensibilidad y el que tengan el apelativo de racionalidad es porque implica que se hace uso de la razón, esa capacidad de identificar conceptos, de establecer relaciones entre ideas y obtener conclusiones o formar juicios. Y exactamente en este punto es donde radica la actitud de violencia o no.
Todos los humanos creemos que todos piensan y razonan igual, con valores y juicios que permitan libertad real, sin perjudicar a nadie, sin embargo nuestra actualidad viene presentando los antivalores que el filósofo Nietzsche alguna vez establecía como: deshonestidad, injusticia, intransigencia, intolerancia, traición, egoísmo, irresponsabilidad e indiferencia; encontrándonos en el llamado Nihilismo ( Imposibilidad de conocimiento, negándose la existencia y el valor de todas las cosas) donde la razón se ha esfumado.
