El tema de las negligencias médicas en Quintana Roo se ha desatendido y de ninguna manera es un asunto menor. Desde la perspectiva de salud pública, los hospitales públicos son insuficientes, más aún si consideramos el tema de especialidades. Quienes se ven en la necesidad de inscribirse al Seguro Popular, están condenados a esperar, con el padecimiento a cuestas, largas filas desde las cuatro de la madrugada para alcanzar una ficha que les permita la revisión médica; pero aún para quienes están asegurados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), o al Instituto de Seguridad Social y Servicios para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la situación es la misma, pues de requerir la revisión de un especialista, agendan consulta dos o tres meses después.
Si a este escenario sumamos, las 50 denuncias que se presentaron durante el año pasado por negligencia en hospitales estatales y las 100 en nosocomios del sistema de salud federal (IMSS e ISSSTE), entenderemos que las condiciones en las que tratamos a nuestros enfermos no son, en ningún caso, siquiera aceptables y ello, evidentemente influye, no sólo en la salud pública en general por el tema de contagios y riesgos sanitarios que suponen la convivencia con personas enfermas no tratadas con oportunidad, sino hasta pérdidas económicas considerables por inasistencia laboral, discapacidad prematura, entre otros aspectos.
En la Comisión de Derechos Humanos de Quintana Roo se está dando seguimiento a las denuncias que presentaron las víctimas del trato inhumano y hay muchos extremos, baste citar que en Playa del Carmen, por ejemplo, las denuncias hacia instituciones estatales tienen que ver con la negativa del personal médico a atender a pacientes que padecen del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
En una horrenda fotografía de lo que está ocurriendo con el sistema de salud, sabemos por ejemplo que quienes no son atendidos por los sistemas estatal o federal de salud, no tienen más remedio que acudir al servicio que ofrecen las farmacias que habilitan consultorios médicos anexos. Ahí, el diagnóstico resulta, no de los síntomas del paciente, sino del medicamento que la farmacia pretende vender.
Por ello, el tema del arbitraje médico es fundamental para el estado de Quintana Roo, los usuarios del sistema de salud, no contamos con las garantías de un servicio profesional, pero además, los profesionales de la salud no están obligados a dar su mejor esfuerzo, es imprescindible e impostergable la creación de una Comisión Estatal de Arbitraje Médico.