Las administraciones municipales se encuentran en la rendición de cuentas al pueblo. Los informes de las administraciones se dan para que los ciudadanos conozcan lo que han hecho en este primer año de gestión. El sábado pasado el gobernador del estado rindió su informe en un acto en el que se destacó la austeridad y la sencillez, tanto de él como de su equipo, el trato hacia los medios de comunicación fue a la altura, cordial y amable.
Ayer por la noche Remberto Estrada Barba hizo lo propio en la Plaza de la Reforma, pero la atención -por desgracia- no fue la misma que en Chetumal y no recae en la responsabilidad del presidente municipal, más bien en una parte del equipo que lo rodea.
Adriana Mézquita Romero, directora de Comunicación Social de Benito Juárez, hizo gala de prepotencia y soberbia ante los medios cancunenses.
Es impensable que si se quiere cambiar la imagen de administraciones pasadas en la que los medios de comunicación eran tratados de mala manera, se actúe de igual forma y sobre todo, que exista el favoritismo y no sea imparcial con todos los que trabajamos en el periodismo y que ella lo hizo alguna vez.
Creo que debe ponerse a pensar que no es ella la principal afectada, Mézquita es la cara de la administración ante los medios de comunicación y afecta el trabajo que se ha realizado durante los meses de gestión.
El estar al frente de una dirección tan importante como Comunicación Social, demanda sencillez y humildad, tener trato con los medios y no le caería mal un poco de humildad y trato para con los que trabajamos para informar, que recuerde que ella también ha estado de este lado.
El sábado pasado en el informe del gobernador se vivió un ambiente y trato distinto, se le dio el lugar a cada uno de los miembros de la prensa, los reporteros van a hacer su trabajo y si se les dan facilidades todo sale como debería y mantenemos informada a la sociedad de manera puntual e inmediata.
Cuando se tiene un puesto de poder no hay que olvidar de dónde venimos, siempre ser humildes con la gente que vamos a tratar, y sobre todo que nunca sabemos qué nos depara la vida, esto es como la rueda de la fortuna.