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noviembre 27, 2024

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La Sexualidad no debe frustrar

Columna por Roberto Guzmán

Para entender la sexualidad humana en su dimensión adecuada, habría primero que hacer distinción entre los conceptos de sexo y de sexualidad ya que mientras el primero lo utilizamos clasificando en dos grandes grupos a los seres humanos como hombres, mujeres, varones y hembras, su uso coloquial alude solo a prácticas sexuales y no así a la “sexualidad” que se vuelve el conjunto de relaciones que establecemos los seres humanos con el mundo exterior por el simple hecho de ser sexuados.

El “sexo” (el cuerpo sexuado) y la sexualidad van unidos, y la constituimos desde que nacemos hasta que morimos, por tanto, el cuerpo se vuelve el lugar donde la sexualidad reside y se hace posible al estar ésta íntimamente relacionada con el placer, la comunicación y el intercambio afectivo al motivarnos a buscar afecto, placer, ternura e intimidad.

La sexualidad es más que sexo por lo que su importancia de entenderla habría que hacerlo a partir de conceptos más amplios y complejos, partiendo de la estrecha relación que hay entre el “sexo” como aspecto corporal y el pensamiento en la dimensiones de las emociones, de la inteligencia, la edad, el nivel de desarrollo, la personalidad y el equilibrio mental pero sobre todo, dentro de las directrices que hoy los derechos humanos garantizan en la Constitución política de nuestro País al permitirlo.

Pero porque frustrar y/o criminalizar el placer, a las prácticas sexuales y/o a las decisiones sobre el cuerpo o de un embarazo que no siempre es no deseado de todo aquel joven o adolescente de Quintana roo. El hecho cae en lo patético y en la poca ética de todo aquel o aquella institución que solo tratan con cifras y argumentos sin fundamento, continuar anteponiendo con sus prejuicios y su moral el reconocimiento a las libertades de todo joven o adolescente que en este estado, debería ser reconocidos como sujeto sustantivo de derecho y no como sujeto pasivo de protección.

Mi estimado lector al coincidir conmigo que ante el avance de los derechos humanos y un nuevo orden mundial, la sexualidad en este siglo se comienza a impulsar bajo lo oculto de las morales y del conservadurismo de la derecha, al tratar de colocarla de nuevo como tema “prohibido y de tabu” donde los dogmas de fe, el racismo los actos de discriminación se reposicionan de espacios para lograr fuertes pesos en las decisiones políticas.

Por lo que continuar permitiendo el encajonar la sexualidad de las juventudes como algo estático y predecible y no como un todo que envuelve su vida y que los evoluciona, a lo largo de su historia, acompañándolos desde que nacen hasta que mueren y al ritmo de sus propias experiencias de vida, no les permitirá poner su sello en todo aquello que hoy ven, entienden y están sintiendo de un mundo globalizado que cada vez se vuelve más punitivo para ellos.

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