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noviembre 26, 2024

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La primera piedra (primera parte de dos)

Gran revuelo han causado las nuevas modificaciones de la ley de convivencia de la comunidad gay, que el Ilustrísimo hizo llegar al Congreso hace un tiempo, al grado de que al parecer hasta en nuestra ciudad ya se dio una manifestación de parte del gremio LGBT (Lesbico-Gay-Bisexuales y Transgénero), en defensa de lo que ellos consideran sus derechos y obligaciones.

Gran revuelo han causado las  nuevas modificaciones de la ley de convivencia de la comunidad gay, que el Ilustrísimo hizo llegar al Congreso hace un tiempo, al grado de que al parecer hasta en nuestra ciudad ya se dio una manifestación de parte del gremio LGBT (Lesbico-Gay-Bisexuales y Transgénero), en defensa de lo que ellos consideran sus derechos y obligaciones.

Obviamente algunos sectores de la sociedad se han manifestado en contra de tales aberraciones, cómo suelen denominarle al cuerpo legislativo que les abre nuevas oportunidades legales en la sociedad a éste grupo. Interesantemente no sólo la Iglesia católica se declara en contra –como siempre lo ha hecho-, sino que hay otros grupos pro familia que se han adherido.

Todos están en su derecho de expresar sus inconformidades, somos finalmente una sociedad aún con cierta democracia, pero habría que poner algunos puntos sobre las íes:; una gran parte del grupo de los heterosexuales se sienten agredidos, ofendidos y hasta indefensos en lo que respecta a la nueva ley, que permitirá no sólo los matrimonios gays, sino una serie de libertades sobre adopción de niños y derecho de formar familia no importando la orientación sexual; pero para poder denunciar y exigir una derogación se necesita primero ver hacia dentro de casa antes de exigir que se modifique lo que pasa fuera de casa.

Los heterosexuales hasta hace unas décadas consideraban que el matrimonio era una cuestión sagrada, solían haber bodas por todas partes para sellar el santo vínculo ante la Iglesia y por la vía civil, el compromiso era tal que la frase: “Hasta que la muerte les separe” era seguida al pie de la letra.

¿Qué pasó entonces?

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