La basura es algo inevitable, el ser humano por su misma condición de depredador de su entorno, genera desechos, muchas veces sin pensarlo, otras conscientemente y la mayor parte del tiempo, ni siquiera sabe que la está creando de manera diaria.
Una gran mayoría de los cancunenese no tienen ni idea de lo que sucede con la basura, sencillamente saben que el camión tiene que pasar y listo. El proceso de reciclar es algo que resulta muy nuevo en nuestro polo turístico, no existiendo una industria realmente dedicada a ello, varios presidentes municipales han tenido la idea de llevar a cabo un plan de reciclaje, pero jamás se ha establecido de forma concreta, segura y real.
La contaminación se siente cuando la cuestión ya empieza a apestar, tal es el caso de las pasadas lluvias torrenciales que se tuvieron, donde una vez más, en las zonas más alejadas del centro de Cancún, se deje sentir el típico olor fétido de la podredumbre que todos generamos en la ciudad.
Pero la basura no es una cuestión exclusiva de generación de desechos y peste, la basura se puede presentar de formas diversas y así como la lluvia trae los malos olores, la semana pasada la cloaca de denuncias por abusos en los medios afloró; varios personajes reconocidos hicieron partícipe a la sociedad de lo que han tenido que sufrir para lograr consolidarse.
Y así, la fetidez puede encontrarse desde lo más glamoroso hasta en lo más trivial; no es de sorprendernos que pronto tengamos una cascada de mayores denuncias de corrupción, apestosa y cochambrosa entre la clase política, sobre todo ahora que se aproximan elecciones.
Como puede percatarse, la basura siempre está presente, en todos los ámbitos y en todas las formas imaginables; no se asombre querido lector pues seguramente hasta en su hogar la puede encontrar.