Servir puede ser desastroso si no se sabe servir, sin distingos de actividad o enfoque, la afirmación anterior aplica para todo. Imaginemos aquel mesero que nos ofrece un café lechero, de esos que para servirlo levantan la jarra a la altura el hombro y con un adiestramiento eficiente logra la mayoría ese sonido de llenado del vaso al mismo tiempo que salpica unas pequeñas gotas calientes mientras el humeante café expande su olor en el entorno, pero que desastre se haría si en lugar de caer dentro del vaso, cae encima de alguna persona.
Toda la naturaleza es un anhelo de servicio… escribió Gabriela Mistral en su poesía “El Placer de Servir”, y continúa… El servir no es faena de seres inferiores. Dios que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamarse así: “El que Sirve”., La pregunta sería: ¿será acaso que, para realmente saber servir, debe ser un placer para el servidor?
Lo que no sirve, se tira, se abandona, se deshecha, en pocas palabras, lo que no sirve se va a la basura, si es que ya no tiene reparación, claro está. Es importante el análisis y reflexión sobre la oportunidad de servir y más aún si hablamos de un servidor público, entendiendo a éste como la persona que brinda un servicio de utilidad social. Esto quiere decir que aquello que realiza beneficia a otras personas y no genera ganancias privadas (más allá del salario que pueda percibir el sujeto por este trabajo).
La oportunidad de servir es temporal, muy temporal, por eso se debiera encontrar en ese servicio, el regocijo y satisfacción de hacer algo útil por los demás, de servir con pasión y entrega, de cumplir la encomienda con el ánimo de construir una mejor sociedad y un entorno más armonioso que logre el bien común.
El servidor público más que ningún otro, tiene los días contados y como estrategia debiera llevar una cuenta regresiva donde cada día que pasa, reconozca que pierde la oportunidad de hacer mientras esta, lo que desea hacer cuando no está, de hacer lo que critica, cuando el que está es otro y de hacer que funcione lo que debe funcionar, porque el tiempo es corto aunque sean varios años, por eso el valor del tiempo y la importancia de tener un reloj cerca, porque ante esta conciencia de la temporalidad, se debe acelerar y hacer de la oportunidad de servir, un placer permanente.